Si creíste que la “casta” iba a pagar el ajuste, debés estar retorciéndote frente a tu ordenador.
Si creías que se acababan los planes, te habrá conmovido la decisión de duplicar la AUH y aumentar 50 por ciento la Tarjeta Alimentar.
Si pensabas que se eliminaría el Banco Central, te sorprenderá que esté más activo que nunca.
Si estabas convencido de que iban a reducirse los impuestos, habrás tenido que desayunarte con la novedad de que el gobierno pretende restablecer el impuesto a la cuarta categoría de Ganancias.
Si creías que los precios iban a bajar, las góndolas de los supermercados te mostrarán el impacto de la devaluación del 118 por ciento.
Si trabajabas en la obra pública, estarás desempleado. Tanto como si tenías un contrato de obra, o te desempeñabas en ese 50 por ciento de las oficinas públicas que el gobierno se apresta a eliminar.
Si eras jubilado, el anuncio del impacto del ajuste sobre tus ingresos te llevará a la paranoia.
Si creías que ibas a tener un alto ingreso en dólares, todavía se ríen de vos desde las alturas de la “casta” reconfigurada.
Si te convencieron de que “el que las hace, las paga”, ahí los tenés a “Toto” Caputo y un batallón de procesados por delitos financieros repartiéndose las cajas del Estado.
Si creíste que el kirchnerismo imponía la censura a los medios opositores, verás lo que es la censura en realidad con el fin de la pauta publicitaria.
Si pensabas que se acababa la “empleomanía” y el nepotismo de designar a familiares, no pasarás por alto que lo primero que hizo Javier Milei fue redactar un Decreto para cancelar la norma que lo impedía, para poder designar a su hermana.
Si sentías empatía con el nuevo presidente, no podrás dejar de sentirte indignado con su jueguito de sonrisas con Cristina Kirchner durante su asunción, o bien al enterarte de que, mientras que el ministro Caputo anunciaba las nuevas medidas de saqueo que impactarán sobre tu mesa y lo que quedaba de tu calidad de vida, Milei estaba celebrando Janucá en medio de bailes y diversión con la comunidad judía.
Querido libertario o gorila irrecuperable: podrías haber elegido autoflagelarte solo, sin arrastrar al 59 por ciento del padrón electoral de los argentinos que no votó a La Libertad Avanza.
¿En serio creíste alguna vez que la “libertad” del liberalismo era para todos?