La obesidad infantil, una preocupante epidemia que afecta a niños y adolescentes, se ha convertido en un tema de alerta para la salud pública. Esta enfermedad crónica, caracterizada por el exceso de grasa en el organismo, afecta a una creciente cantidad de jóvenes en Argentina y el mundo.
La doctora Valeria López Girons, jefa de Auditoría Médica Nacional de OSPEDYC, explica qué es esta enfermedad, cuáles son los factores de riesgo y brinda recomendaciones para evitarla.
👉#SiTeLoPerdiste | El @senadomexicano aprobó reformas a la Ley General de Educación para atender la obesidad infantil en México.
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La obesidad infantil es una afección compleja y multifactorial que a menudo comienza en la infancia y la adolescencia. Su origen radica en una interacción genética y ambiental, con un fuerte énfasis en el componente ambiental. “Esta interacción se traduce en un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético, lo que lleva a una acumulación excesiva de grasa corporal, manifestándose en un aumento del peso y volumen corporal”, explica la doctora.
Un reciente estudio de UNICEF reveló que Argentina se encuentra entre los cinco países de América Latina con los niveles más altos de sobrepeso en niños menores de 5 años, afectando al 12,6 por ciento de esta población. Además, el país se sitúa en el segundo lugar con el mayor índice de obesidad infantil en la región.
El sobrepeso y la obesidad en la infancia no solo comprometen la calidad de vida presente de los niños, sino que les impide que crezcan sanos y alcancen su máximo potencial, afectando también su bienestar futuro. La evidencia científica demuestra que la obesidad en la niñez puede persistir en la edad adulta, aumentando el riesgo de enfermedades no transmisibles, como diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y cáncer, lo que reduce la esperanza de vida.
¿Cuáles son los factores de riesgo de esta enfermedad?
La doctora López Girons destaca que la obesidad se debe a una serie de factores, siendo el componente socio ambiental el más relevante e incluyen el sedentarismo, el exceso de tiempo frente a pantallas, la falta de actividad física y los hábitos alimenticios desfavorables como el consumo excesivo de productos procesados y alimentos altos en calorías pero bajos en nutrientes. Además, la abundante oferta de dulces y snacks en los kioscos de las escuelas agrava el problema.
¿Qué se puede hacer para revertir esta situación?
La profesional de OSPEDYC propone las siguientes recomendaciones:
-Promoción de hábitos saludables: se requieren campañas de concientización para fomentar una vida más saludable desde temprana edad.
-Cambio de hábitos alimenticios: se debe aumentar el consumo de frutas, hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos, reducir la ingesta total de grasas y sustituir las saturadas por las insaturadas, así como disminuir el consumo de azúcares.
-Promoción de la actividad física y los deportes: los niños necesitan un mínimo de 30 a 60 minutos de actividad física diaria.
-Además, es fundamental integrar rutinas de actividad física en la vida familiar y alentar los cumpleaños saludables, donde la alimentación no se base en snacks y golosinas.
“La obesidad infantil es un problema global, pero en Argentina, sus consecuencias son particularmente notorias. Con cambios en los hábitos cotidianos y una mayor conciencia sobre la importancia de la alimentación y la actividad física, podemos lograr un impacto significativo en la salud de nuestros niños y garantizar un futuro más saludable”, concluye la profesional.