La emperatriz que vivió envuelta en polémicas: Catalina la Grande
Catalina la Grande se mudó a otro país de adolescente y se convirtió en una de las mayores líderes de la historia. Conocida por su largo y próspero gobierno del Imperio ruso, la emperatriz transformó la cultura de la nación al mismo tiempo que expandía sus fronteras. También estuvo fuertemente influenciada por la Ilustración y puso de relieve la importancia de la educación. Sin embargo, su tiempo en el poder no estuvo exento de desafíos y mitos que han llegado hasta nuestros días.
Durante más de tres décadas Sofía Federica, fue la emperatriz regente de Rusia. Su período como gobernante entre 1762 y 1796, la convirtió en uno de los personajes más icónicos y reconocidos en la historia de Europa del este.
En cuanto a las polémicas, la vida sexual de la mujer que encargó de convertir en grande a Rusia, para finales de 1760, había empezado a frecuentar la compañía de Grigori Orlov, un teniente herido tres veces en combate, de estatura gigantesca y rostro angelical. Con él tuvo también un niño, Alexéi Bobrinski , que fue escondido en casa de uno de sus cortesanos. Tras desplazar a su marido, que firmó su propia abdicación antes de morir alcoholizado, la soberana actuó con "dientes de lobo y cola de zorro" para mantener el país bajo su autoridad durante 34 años.
Y no se quedaba ahí, cadaamante que pasaba por su cama se marchaba con los bolsillos llenos de rublos y un mote por parte del "consorte" Potiomkin. A Alexandr Yermólov, un edecán de ojos almendrados y una nariz chata, se le apodó el "Negro Blanco" y le despacharon con un pago de 130 mil rublos en el verano de 1786. A Dmítriev-Mamónov, "El señor Casaca Roja", se le entregó, por su parte, un condado y 27 mil siervos a su servicio.
Todo esto sucedió hasta el 5 de noviembre de 1796, en donde Catalina sufrió una apoplejía camino al retrete y fue encontrada sin respiración en el suelo varias horas después. Una leyenda negra de origen bolchevique aseguró que la zarina murió tras una fallida relación con un caballo, en tanto, el ímpetu sexual de Catalina era insaciable.