El Político Enmascarado
Exclusivo de NOVA

El análisis del Político Enmascarado: se vota entre la derecha poco solvente, el centro que genera dudas y dos sparring

El Político Enmascarado y sus aportes en torno a la política argentina. (Dibujo: Fernando Rocchia)

El Político Enmascarado (PE) es un hombre oriundo del interior de la provincia de Buenos Aires, afincado en La Plata desde que vino a estudiar allá por el año 1966. Sociólogo y profesor de historia con varias maestrías en el exterior. Se define a sí mismo como un “peronista heterodoxo” con amigos variados de todas las ideologías y partidos.

Fue varias veces funcionario nacional, representó al país en el exterior en una importantísima embajada; fue funcionario provincial en reiteradas oportunidades y también funcionario municipal en La Plata, en el período 73/76, siendo un novel militante.

Su bajo perfil le permite desenvolverse en los más variados ámbitos y sentarse en las más diversas mesas políticas. Cuenta con la confianza de hombres de primer nivel y con la información de mucho de lo que pasa en la política a nivel nacional, provincial y municipal.

Sus análisis y comentarios son sesudos, interesantes y jugosos, a veces insólitos, pero seguramente atraparán el interés de los lectores de NOVA.

-Encantado en volver a vernos estimadísimo Enmascarado, como quedamos la última vez, vamos a conversar un poco del escenario político actual…

-Hombres de palabra. Lo prometido es deuda. Te ahorro la primera pregunta, porque ya nos conocemos: como mencionamos en su momento, es la elección más compleja e incierta de los últimos, al menos, 20 años. No vale la pena hablar de la letra chica de la economía –ya lo evaluamos antes y es un problema endémico en este país-, pero sí de propuestas programáticas y demás menesteres. Noto que el escenario de tercios se va a desvirtuar, tal como se dio en las primarias de agosto…

-¿Cuál sería ese cambio, en términos prácticos y bajado a tierra?

-Sobre la base de que en las primarias hubo 11 millones de votantes empadronados que no fueron a las urnas, la pesca va a estar ahí. Número más, número menos, el voto cautivo de cada espacio ya se dio en la primera encuesta formal, que fue la PASO. Mi diagnóstico es que la sociedad va a concurrir a las urnas porque en el medio, aunque parezca lo contrario, el panaorama se aclaró un poco. Los debates fueron un “embole” –disculpe el modismo-, pero dejaron en evidencia que la gente tiene dos o tres patrones conceptuales para elegir en las urnas.

-¿La derecha, la izquierda, y los dos centros?

-Algo así, pero con matices: sin desestimar lo que puedan sacar Myriam Bergman y Juan Schiaretti –supongamos 7 u 8 puntos entre los dos-, lo que se elige es entre “simbolismo y retórica de persuasión” y propuestas concretas. En el primer campo entran Patricia Bullrich y Javier Miler; la primera supuetamente elegida entre la franja etaria de 55 años en adelante y por sectores conservadores de la sociedad y el segundo por el voto joven -de todas las clases sociales- que tanto el camporismo como la “Juventud PRO” no supieron retener. Aunque acá el más perjudicado es Sergio Massa, casualmente el que fue más claro en materia de propuestas sobre economía, institucionalidad, proyección en materia de conocimiento y otros ítems.

-Pero Massa genera desconfianza…

-Es su mayor virtud y su mayor fortaleza a la vez. Carga más con el peso de pertenecer a un espacio que dilapidó la oportunidad de desterrar a JXC de la escena nacional pero tiene el don del pragmatismo: es dialoguista, carece de ideología y tiende puentes con todos los sectores. El problema es el lastre del camporismo, que aporta militancia y trabaja de forma subterránea porque tiene referentes en lugares expectantes en las listas legislativas y, por supuesto, un refugio seguro en Provincia si es que, como todo parece indicar, reelige Axel Kicillof.

En ese complejo escenario, el voto útil va a ser fundamental. Traducción: hablé con varias personas cercanas a la izquierda que votarían a Bergman pero como les pesa más la pulsión de que no lleguen a la Rosada ni Bullrich ni Milei, van a votar a Massa. Otro ejemplo: hay desencantados con las incongruencias de Milei –dolarización no practicable, casta a la que pertenece, etc.-, que no votarían a Bullrich ni tomando dos kilos de omeprazol y se inclinarían por el de Tigre. Así podemos seguir combinando, pero la podemos seguir después de las generales…

-Tiene razón, la última: va a ganar el simbolismo que parece impracticable o el aluvión propositivo de un candidato que lleva la mochila del fracaso inflacionario.

-Pregunta difícil, respuesta tentativa: va a ganar el que se equivoque menos de la lengua para afuera, porque el archivo acá pesa mucho. Pero los debates ya pasaron y ahora el poder está en la decisión de la gente, que ya demostró que no se la puede subestimar más porque nadie acá tiene el voto comprado. Esos eran otros tiempos.

-Un lujo Enmascarado.

-Un placer, como siempre.

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