17 de octubre de 1951, el primer Día de la Lealtad transmitido por televisión

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA
El 17 de octubre de 1951 no fue una celebración más del calendario litúrgico peronista. Fue el último en vida de Eva Perón, cuya enfermedad daba muestras de su avance, y primero que se vio en vivo por televisión. Para los privilegiados que tenían el aparato receptor en sus casas, ya no hacía falta estar ahí para verlo ni esperar hasta el día siguiente para enterarse por los diarios. Ese día había en el país apenas 2.500 televisores.
Para lograrlo había que crear un medio de comunicación. La emisora que debió nacer para la cobertura del evento fue el viejo Canal 7, que más tarde fue ATC y después volvió a su antigua denominación y que en la actualidad se llama Televisión Pública (TVP). Dicho canal es el más antiguo del país, habiendo realizado su primera transmisión como empresa privada (LR3 Radio Belgrano TV) con apoyo estatal.
Jaime Yankelevich
El empresario búlgaro-argentino Jaime Yankelevich era el propietario y director de Radio Belgrano. Tomó personalmente la tarea de convencer al presidente Juan Domingo Perón de la necesidad de importar equipos de transmisión televisiva para introducir una nueva forma de comunicación en el país. La intervención de Eva Perón fue decisiva. Luego de escuchar las bondades de los nuevos aparatos, aceptó de inmediato: “Sí, sí, todo muy lindo pero yo lo que quiero es que televisen el acto del Día de la Lealtad”, dijo la Primera Dama.
A inicios de septiembre del 51, el ministro de Comunicaciones, Oscar Lorenzo Nicolini, anunció a los directivos de LR3 Radio Belgrano que las pruebas de ajuste y calibración de los equipos (necesarias para que asegurar que todo iría bien) estaban aprobadas, y que el 17 de octubre se salía al aire desde Plaza de Mayo. Ante la pregunta de los empresarios, el funcionario alegó que "es expreso deseo de Eva Perón". De esta manera, Argentina se convirtió en el segundo país en el continente en tener televisión.
Para cumplir el deseo de Evita, el directorio de Radio Belgrano había importado de Estados Unidos el equipo transmisor Federal, las cámaras Dumont, y la antena emisora ITT de polarización horizontal de 50 metros, la cual instaló sobre el edificio del Ministerio de Obras Públicas en la avenida 9 de Julio, en la Ciudad de Buenos Aires.
El 17 por la tele
Eva Perón pudo levantarse de la cama por primera vez en 24 días. Eligió vestimenta negra para la ocasión. La CGT le entregó la Distinción del Reconocimiento y el presidente Perón la distinguió con la Gran Medalla Peronista en Grado Extraordinario. Evita pudo mantenerse en pie sostenida de la cintura por el primer mandatario.
Para soportar el desgaste de la jornada, la esposa del Presidente necesitó altas dosis de calmantes. Como si nada estuviera pasando, se paró frente a la multitud y pronunció un breve discurso, a modo de despedida: "Les agradezco todo lo que han rogado por mi salud; espero que Dios oiga a los humildes de mi Patria para volver pronto a la lucha y poder seguir peleando hasta la muerte” dijo, visiblemente conmovida.
En su alocución, la esposa de Perón dejó en claro que "tenía que venir para agradecerle el que hayan dedicado los trabajadores y la CGT a esta humilde mujer este glorioso día". Y agregó: "Tenía que venir para decirles que es necesario mantener, como dijo el general, bien alerta la guardia de todos los puestos de nuestra lucha. No ha pasado el peligro. Los enemigos del pueblo, de Perón y de la Patria no duermen".
Eva Perón advirtió que "es necesario que cada uno de los trabajadores argentinos vigile y que no duerma, porque los enemigos trabajan en la sombra de la traición, y a veces se esconden detrás de una sonrisa o de una mano tendida". Y exigió a los presentes un compromiso: "Juremos todos, públicamente, defender a Perón y luchar por él hasta la muerte. Y nuestro juramento será gritar durante un minuto para que nuestro grito llegue hasta el último rincón del mundo: la vida por Perón".
Para cerrar, la abanderada de los humildes pronunció una de sus frases más recordadas: "Yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria".
A modo de despedida, la protagonista del día saludó a la concurrencia: "Estoy segura que pronto estaré con ustedes, pero si no llegara a estar por mi salud, cuiden al general, sigan fieles a Perón como hasta ahora, porque eso es estar con la Patria y con ustedes mismos. Y a todos los descamisados del interior, yo los estrecho muy, pero muy cerca de mi corazón, y deseo que se den cuenta de cuánto los amo".