Por Alejandro Lanuque, speaker internacional, doctor en Psicología Social y autor del libro “Innovadores Disruptivos”
Las tecnologías de la información repercuten en los individuos tanto en lo social como en lo individual, y esto da origen a la proliferación del narcisismo digital.
A través de las redes sociales mostramos diferentes estados y actitudes. Cada persona escoge cómo lo hace. Algunos por medio de reflexiones, otros mostrando sus habilidades culinarias. Si son hábiles en algún arte también lo exhiben. Otros en forma más perspicaz se atreven a mostrar parte de su vida íntima y algunos escogen mostrarse intelectualmente.
La principal novedad es que en las redes sociales estos jóvenes, junto con sus antecesores, los Millennials, transforman lo mundano en extraordinario. “Cada día se suben a Instagram 80 millones de fotografías, con más de 3.500 millones de likes: ‘Yo, comiendo’, ‘Yo, con mi mejor amiga’, ‘Yo, en un nuevo bar’”.
No todos los que se hacen un selfie son narcisistas, pero un estudio realizado por Daniel Halpern y Sebastián Valenzuela, investigadores de la Pontificia Universidad Católica de Chile, concluye que los individuos que se sacaron más fotos durante el primer año de la investigación mostraron un alza del 5 por ciento del nivel de narcisismo el segundo año. O sea, aumentó su grado de narcisismo digital.
Las personas que sufren de narcisismo digital se vuelven dependientes de los likes y comentarios en sus publicaciones y acaban por crear un personaje ficticio que no se corresponde con su realidad.
La invisibilidad del otro
Un excesivo egocentrismo es una de las consecuencias del narcisismo digital, actitud casi patológica. Manifiestan una visión idealizada de sí mismos, una autoestima pobre, una gran inseguridad y la inexistencia del otro.
El narcisista construye un personaje ficticio que exhibe en sus publicaciones, pero su verdadera naturaleza es la de una persona que tiene miedo a no ser admirado, ni halagado, ya que no quiere sentirse solo o ser invisible.
Algunos estudios analizaron cómo se relaciona el comportamiento arrogante y egocéntrico con la utilización compulsiva de las redes sociales. Se descubrió que los narcisistas digitales suben más selfies y contenidos sobre sí mismos en los que alardean sobre su aspecto, editan más fotos, pasan más tiempo en las redes sociales, envían más tuits y mantienen sus perfiles actualizados permanentemente. Incluso se detectó que los narcisistas borran los contenidos en los que no alcanzan un buen número de me gusta, tienen más amigos en Facebook y son más agresivos al responder los comentarios desagradables que les puedan hacer otras personas.
Las redes sociales convertidas en un espectáculo
• El egocentrismo toma cada vez más fuerza en esta época. En especial “en los medios digitales, lo cual puede comprobarse en los millones de selfies, publicaciones de viajes y acontecimientos o adquisiciones de todo tipo, donde el individuo es la estrella y espera a cambio likes, seguidores y comentarios”.
• La personalidad puede ser modificada por las redes sociales. Sacarse una selfie alimenta el comportamiento del narcisista. En las redes las personas se muestran como quieren ser vistas. Y al pretender transmitir a los demás una imagen perfecta, se corre el riesgo de alterar la imagen que la persona tiene de sí misma. Provocar un impacto en las redes puede generar dependencia, pero también el miedo a no lograr captar la atención de los otros.
• Es la magia de la interacción. “Los halagos proporcionan cierto bienestar, aunque solo sea por cuestión de segundos. De hecho, seguro que si Narciso, el personaje de la mitología griega, estuviese vivo tendría sus redes sociales inundadas de selfies para mostrar su belleza y perfección”.
• Si bien gran cantidad de cibernautas siguen a algún influencer, no hace falta tener miles de seguidores para tener influencia, aunque sea en círculos reducidos de amigos o familiares, y tampoco para sentir la misma aceptación o refuerzo positivo cuando se reciben solo media docena de likes.
• A todos nos gusta que nos digan lo bien que nos vemos o lo bien que hemos realizado un trabajo. Es algo natural y, en cierto modo, no es malo porque sirve de motivación para mejorar, siempre que no se lleve al extremo.
Sugerencias
A continuación, le brindo algunas sugerencias para que pueda comprender mejor a las personas que presenten una gran dependencia de la tecnología. Esto lo ayudará a usted a poder llegar a ellos y lograr su cooperación.
En una plantilla reducida, esto es posible. En cualquier ámbito, la persona que se toma el tiempo en entender a aquel que es distinto de uno, consigue una mejor predisposición del otro.
1. No es fácil deshacerse del narcisismo digital. Se necesita tiempo para reflexionar y aceptar que la persona es parte de ese escenario de máscaras donde los likes y comentarios se han vuelto una necesidad. Sea paciente con ellos. Les tomará tiempo cambiar, si es que lo hacen. No los juzgue, ya que puede costarles superar esa dependencia.
2. Comprenda que el proceso de estos jóvenes de mejorar su conexión con el mundo “real” depende de ellos. El primer paso será que ellos reconozcan cuál es el objetivo de sus publicaciones: qué esperan de ellas y qué les proporciona. Y no solo eso, también deberán aceptar que la imagen que proyecta no es 100 por ciento real. En sus vidas hay muchos más acontecimientos que esos que proyectan al exterior.
3. Esta dependencia digital puede afectar su labor diaria si sienten desilusión o frustración por comentarios que recibieron en las redes, por la falta de suficientes likes u otro signo de desaprobación por parte de quienes reafirman su ego.
4. Para superar esta dependencia, los jóvenes deben aprender a conectarse más con la vida real y a desconectarse del universo digital. Esto hará posible que se generen vínculos seguros donde el otro no sea utilizado para obtener placer y satisfacción inmediata, y se construyan relaciones verdaderas que fortalecerán la autoestima a partir de la autoaceptación y la confianza en uno mismo. Lo que puede hacer usted en este caso es tratar de limitar en sus empleados el uso de los dispositivos digitales cuando su utilización no se relacione con el trabajo.
Por ejemplo, no permitir el uso de celulares en las reuniones, no dar acceso a redes sociales dentro de la empresa, limitar situaciones como estar continuamente sacándose selfies en horario de trabajo o viendo el celular. Puede ser que el empleado tenga situaciones personales que deba resolver mediante su celular pero esto no debería tomarle todo el día.
Fíjense en qué página de la computadora están. Sea discreto, si lo ven como un controlador eso los pondrá en su contra, pero sepa qué están haciendo sus empleados cuando van a trabajar. Estas medidas ayudarán a los colaboradores a separar lo virtual de lo real en su trabajo.
5. Comprenda que los empleados Z confunden ego con autoestima y deben dejar de alimentar el primero y mantener la segunda en un nivel de autoestima sano, para ser responsables de lo que hacen y comprender qué uso le dan realmente a estas nuevas formas de interacción social.
Su colaboración en este caso puede ser destacar aquellos puntos fuertes que el colaborador presenta en su desempeño laboral, sin engrandecerlo. Así logrará que comprenda que, más allá de lo que digan las redes sobre él, su jefe tiene una opinión particular y esto es muy importante en su trabajo.