
Por Cata Cabana, escritora e historiadora
El 7 de agosto de 1890 asume Pellegrini, el piloto de tormentas. La autora compara la crisis de ese año con la actual y destaca que aquella fue resultado de la especulación financiera.
La historia argentina se mide en décadas, muchas llevan - incluso - nombre.
Nuestra República, o mejor dicho, nuestro país tal y como lo conocemos ahora se concretó en 1880. A partir de ese momento se plantearon políticas sociales y económicas con el objetivo de trazar un rumbo. Pero no todo salió como se esperaba.
En esos 10 años, el gobierno argentino se endeuda, mayormente con Inglaterra, para construir mejoras: trenes, fábricas, vapores, edificios, caminos, entre otras. Mejoras que traerían inmigrantes, más trabajo, y progreso.
Sucedió lo inesperado: el grupo que gobernaba estaba formado por antiguas familias patricias, dueños de las tierras y los destinos. En el centro porteño, un grupo de idealistas políticos quiso abrir el juego y, mediante la Revolución del Parque, dieron nacimiento a los radicales; con el objetivo de abrir el juego político y darle al pueblo la posibilidad efectiva de elegir, y no sólo legitimar al presidente.
Este primer achaque, fue acompañado de un golpe económico: el primer default.
El presidente Juárez Celman, no pudo sostener su poder, y por pedido de su propio partido, presentó la renuncia. En su lugar, asumió Carlos Pellegrini.
Pasó a la historia como "Piloto de Tormentas", ya que en sus dos años de gestión tomó medidas específicas en el rumbo económico. La más importante: la creación del Banco Nación (detalle de color, la sede principal está donde estuviera el primer teatro Colon, del cual su padre fue el arquitecto).
El mundo artístico se hizo eco de la crisis. Un ejemplo es el increíble cuadro realista de Ernesto de la Cárcova: "Sin Pan y sin Trabajo" que refleja las falencias de las promesas incumplidas de aquella década del 80.
Tenemos la oportunidad de aprender de la historia. Y ver que si con menos herramientas se piloteó la tormenta, con más, debiera haber más paciencia.
Aquella crisis fue resultado de la especulación financiera, ¿otra oportunidad de aprender, tal vez?