Esta es la realidad distópica de este país, donde una mujer como la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, con todo el poder del mundo, dice ser “perseguida” y cobra una jubilación por demás injusta de más de 4 millones de pesos mensuales, mientras que los seres normales, nobles, que aportaron toda su vida para tener un final de vida, digno, se tienen que arrastrar para llegar a fin de mes. Es el caso que trae Noticias La Costa, con el relato desesperado y desgarrador de María José Aranda y su marido, Mario Ruiz, ambos de 85 años. “Llevo 52 años pagando el alquiler, y ahora no nos alcanza, tenemos que juntar plata para terminar nuestra casa o para pagar el alquiler, nos dicen que nos van a sacar”, cuenta la mujer al borde del llanto.

“No voy a salir a robar, fui bien educada. Fui docente y estuve en los montes, hacía 14 kilómetros a veces porque no había nadie que me levantara para acercarme hasta la escuela. ¿Qué tengo que hacer? Pegarme un tiro. No nos alcanza, ni a mí ni a mi marido, ambos cobramos la mínima, y tenemos que comprar medicamentos por nuestra edad, pero no llegamos. Y la obra social tampoco funciona, así que los médicos no quieren atendernos por eso”, relata a Noticias La Costa María José.