Cómics e Historietas
Un éxito de John Marc DeMatteis

La última cacería de Kraven: una de las grandes historias de Spiderman

Tom de Falco fue quien dio luz verde a la propuesta de un Peter Parker volviendo del más allá.

Tigre, tigre, que te enciendes en luz

por los bosques de la noche,

¿qué mano inmortal, qué ojo

pudo idear tu terrible simetría?

Este fragmento del poema de William Blake, cuyas primeras estrofas vieron la luz en 1794, obsesionaba a John Marc DeMatteis. El guionista, aspirante a músico de rock y crítico de Rolling Stones había dado sus primeros pasos en DC Comics a finales de los 70, en Weird War Tales. Tras algunos trabajos allí cumple su gran ilusión: firmar con Marvel. En 1980 se convierte en el guionista de The Defenders, para pasar después por Capitán América, donde conoce a Mike Zeck, y Marvel Team-up.

Afianzado en la casa, en 1984 le ofrece a Tom de Falco, editor por entonces de Marvel, un guión revolucionario en el que Simon Williams, el Hombre Maravilla, era enterrado en vida y luego volvía de la tumba. Una historia centrada en el significado de la muerte, donde héroe y villano comparten protagonismo, pero la propuesta no pasó el corte.

DeMatteis, convencido del potencial de su idea, repite la jugada unos meses más tarde en DC, con Batman y el Joker como actores principales. Esta vez es Len Wein, editor de las colecciones del hombre murciélago, quien la echa para atrás. En ese momento, Alan Moore estaba trabajando en “La broma asesina” y las semejanzas entre ambas obras eran muy evidentes.

DeMatteis no se rinde y da muestras de la profundidad a la que es capaz de llevar a sus personajes en tres obras más de Marvel: Príncipe Namor, Into Shamballa (Doctor Strange) y Blood: A Tale (Epic). Así que cuando, en 1986, le pidieron que se hiciera cargo de la colección de Spiderman, vendió su idea a Tom de Falco, quien dio luz verde a la propuesta de un Peter Parker volviendo del más allá.

Faltaba lo más importante, un antagonista a la altura del relato. Entre la lista de candidatos originales para acabar con la vida de Spiderman no estaba Kraven, un personaje al que DeMatteis consideraba de segunda fila. Buscando en la guía oficial de Marvel descubrió que Kraven era ruso, y como él era un ferviente admirador de Dostoyevsky, conectó ese mundo con el de William Blake.

El alma del cazador ruso era la terrible simetría que buscaba. De hecho, propuso sin éxito que la historia se llamase “Terrible simetría”, poema que por cierto también tiene una presencia notable en la magistral obra de Alan Moore, Watchmen (1986).

Con los ingredientes de dos colosos de la literatura como clara influencia, no es de extrañar que la obra se aleje del relato plano para adentrarse en lugares del alma a los que los cómics no suelen llegar. Al igual que Frank Miller, un año antes en Born Again (1986), DeMatteis desdibuja las líneas del bien y del mal para adentrarse en conceptos como el honor, la familia y la muerte. Es un relato seco, menos que el de Miller, pero de gran profundidad psicológica.

Entre medio de ambos contendientes sitúan un nuevo rival, Alimaña, que este sí se adapta a los cánones maniqueístas de Marvel. Es un contrapunto entre ambos rivales y que señala aún más las semejanzas entre ambos. La araña y Kraven son dos implacables cazadores que se rigen por un estricto código moral. Una simetría más.

Mike Zeck es uno de los grandes talentos que han pasado por Marvel, empezó su carrera en Charlton Comics, para llegar en los 70 a Marvel con Master of Kung Fu junto a Doug Moench. Este trabajo está considerado entre los diez mejores de la década. Más tarde pondría los lápices en Secret Wars, donde visitó a Spiderman de negro por primera vez, Capitán América y The Punisher. Para finalmente ilustrar “La última cacería de Kraven'', donde firma el que probablemente sea su mejor trabajo.

Es un virtuoso del dibujo, dominando la anatomía, el encuadre y la composición de página. Su talón de Aquiles es que no es un creador rápido y tenía problemas con las fechas de entrega, algo que perjudicaba también a la calidad de sus trabajos a medida que se avanzaba en las series, pero es algo que aquí no ocurre.

El nivel de sus dibujos es de excelencia de la primera a la última página, además la edición de Panini nos regala unos originales a lápiz en los que se puede apreciar mejor aún su talento.

Una de sus obras fue Into Shamballa (Doctor Strange).
Una de sus obras fue Into Shamballa (Doctor Strange).
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