Editorial
¡Un desastre!

Míster Whisky and Soda, un fiel reflejo del ridículo

Míster Whisky and Soda, solo como loco malo. Cualquier similitud con nuestro actual Presidente, no es mera coincidencia. (Dibujo: NOVA)

Se acomoda la corbata y digiere, de a poco, un chicle de menta para poder sacarse el aliento a vino tinto barato que estuvo bebiendo la noche anterior. Algunas pastillas para poder despertar y omitir la “resaca”, pero las ojeras lo exponen. Míster Whisky and Soda, un personaje desprolijo, tanto en el exterior como la intimidad.

Al frente del país se ha vuelto fácilmente en un meme, amén de haber ridiculizado al máximo posible el Sillón de Rivadavia como un asiento que se puede cruzar en cualquier café o bar de mala muerte, o bien la Quinta de Olivos reducida al nivel de un prostíbulo.

“No me dan los tiempos para analizar los secretos de este personaje tan particular”, expresó nuestro colega y amigo Martín Vestiga, un fiel colaborador de NOVA. Y hasta se da el gusto de añadir en extendidas charlas: “Es tanta la información y la exposición que hace, lo cual no da pie a tener primicias”.

Su ex amiga que lo maneja a gusto y placer, le toma el pelo y hasta envía indirectas en público, sabiendo que no es un enemigo a tenerle miedo. Ya que, sus desvaríos, metidas de pata, vida privada al descubierto sin pudor y hasta aquellos secretos que dan vergüenza ajena tener que abordarlos, hacen de este Míster Whisky and Soda sea provecho de degustar ya con pena.

“El que trajo al borracho que se lo lleve”, anunció uno de esos tantos alfiles que tiene el Frente de Todos (FdT) ante las cámaras, como quien dice en una fiesta para que se deshagan del que amarga la alegría. Esta última tan olvidada entre los argentinos, como consecuencia de los desvaríos propios de Mister Whisky and Soda, fiel reflejo de una persona incapaz de llevar adelante el poder que le cayó de regalo.

Del ridículo no se vuelve, decía el General Juan Domingo Perón. Y vaya si tenía razón. Porque quien en la boca de la gente es un sinónimo de ridiculez, burlas y faltas de respeto, ya no se podrá deshacer de etiquetas prominentes. Muchos mandatarios nacionales cuentan con una lista de suposiciones que no son más que ello. Sin embargo, este es el particular caso de la representación viva de uno de los cuentos más conocidos de Hans Christian Andersen.

Con vergüenza, no se come ni se almuerza...

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