
Por Alejandro Lanuque, doctor en Psicología Social y posdoctor en Psicología, autor del libro “Innovadores Disruptivos”.
La tecnología y su efecto en el cerebro
Gary Small, uno de los neurobiólogos más importantes de Estados Unidos, explica que los circuitos cerebrales se forman por las conexiones entre las neuronas y por las sinapsis. Esos circuitos reaccionan según las variaciones del ambiente.
Cuando una persona pasa varias horas frente a la computadora, con la finalidad que sea, expone el cerebro a una gran cantidad de estímulos. Es por esto que el uso de la tecnología digital altera los circuitos cerebrales.
El sobreexponerse constantemente a los estímulos de Internet repercute en la mayoría de los circuitos corticales y en la capa externa del área gris del cerebro, incluidos los lóbulos frontal, parietal y temporal.
Para afrontar estos estímulos, el cerebro refuerza los circuitos cerebrales que controlan las habilidades tecnológicas, pero los circuitos de las habilidades sociales comienzan a funcionar en menor medida.
La revolución digital sumerge a la persona en un estado de continua atención parcial, ya que está permanentemente ocupada. Esta atención no es sinónimo de la multitarea en la que existe un finalidad para cada una acción que se realiza en forma paralela, lo cual mejora la eficiencia y la productividad.
La atención parcial de manera continua posiciona al cerebro en un estadio más elevado de estrés. Los tiempos son demasiado breves como para poder reflexionar, analizar o tomar decisiones meditadas.
Las personas comienzan a vivir en un constante estado de crisis, una alerta permanente, esperando ansiosamente un nuevo contacto o nueva información.
Esto es válido para cualquier tecnología que usada en exceso puede provocar este estado de excitación, y quien se acostumbra a este ritmo de conexión busca el éxito en una permanente conectividad.
Y, como ya advertimos, este tipo de conexión le alimenta el ego y sentido de valor propio de forma irresistible. Es por esto por lo que las redes sociales resultan tan atractivas, pues satisfacen constantemente el deseo humano de compañía e interacción social.
Sugerencias
1. Para el tratamiento del tecnoestrés, los especialistas recomiendan alejarse de la fuente del estrés, al igual que en el caso de las adicciones. Esto requiere una conducta muy responsable y constante de parte de los usuarios, para poder realizar las actividades de a una a la vez, sin permitir que nada los distraiga. Es útil establecer horarios para conectarse a las redes sociales, si bien esto ayudaría sólo parcialmente, dado que es posible conectarse también a otros canales digitales, como mensajes de texto y mails. Indudablemente, esto no colaboraría con la intención de mejora. Además, es fundamental fomentar la socialización en el mundo real, con los afectos, como familia y amigos, para reforzar los vínculos más auténticos.
2. Los profesionales de la salud también plantean realizar una suerte de “siestas digitales”. Es decir, un tiempo en el que las personas se desconecten de los dispositivos digitales, al igual que descansar unos minutos por cada hora en que las que están trabajando frente a la computadora. En el caso de los jóvenes que están conectados todo el tiempo a través de sus móviles y tablets, se deberá limitar su uso en horario laboral.
3. Para tratar el estrés, se pueden abordar dos enfoques, el psicológico y el médico. Para lograr la mejora desde el punto de vista psicológico, los especialistas hacen mucho énfasis en que quienes padecen de esta enfermedad comprendan que el hecho de hacer varias cosas al mismo tiempo no es sinónimo de ser más productivos. Por este motivo, sugieren no tener varias pantallas del monitor abiertas simultáneamente, poner todo su esfuerzo y concentración en hacer una sola cosa por vez, dormir la cantidad de horas que el organismo necesite para poder recuperarse del día anterior y así despertarse descansado, no abusar del uso de los teléfonos celulares e Internet y, de ser posible, eliminar o reducir su uso en las vacaciones.
Para la recuperación desde el enfoque médico, es preciso adoptar ciertas medidas higiénico-dietéticas para reducir las consecuencias negativas del estrés. Estas deberán llevarse a cabo en conjunto con el tratamiento médico propiamente dicho, en el que se recurrirá probablemente a fármacos específicos.
Con respecto al cuidado físico, los especialistas realizan distintas recomendaciones como tratar de escribir más a mano en vez de con un teclado, ser conscientes de la postura corporal mientras se trabaja o si se está sentado por mucho tiempo en una misma posición y recurrir a filtros protectores tanto en la pantalla de la pantalla, como en los lentes.
4. Para tratar la ansiedad, que se manifiesta como una respuesta de alerta a una situación que la persona percibe como peligrosa o amenazante, se deberán llevar a cabo medidas similares a las utilizadas para reducir las expresiones psíquicas del estrés. De no ser esto suficiente, deberá recurrirse a algún tipo de tratamiento farmacológico con la prescripción adecuada de ansiolíticos.
Pero si la ansiedad se vuelve patológica y se transforma en un trastorno de ansiedad, se debe tratar de manera más puntual. Para trastornos de pánico se recomiendan ansiolíticos, y para evitar que ocurra una crisis, se indican antidepresivos.
Por su parte, el trastorno obsesivo-compulsivo deberá ser tratado por el psiquiatra, quien combinará determinados medicamentos con terapia psicológica para lograr cambios en la conducta, como indican los expertos.
Con respecto a las fobias, en primer lugar, se debe determinar de qué tipo de fobia se está hablando. Si es una fobia concreta y leve, se la puede tratar en forma similar a la ansiedad. Pero si es más grave y general, fobia social generalizada, la agorafobia, deberá recibir tratamiento de un especialista.