
Por Sebastián Cantero, empresario y consultor especializado en negocios complejos
Se visualizan distintas miradas sobre el impacto de la guerra Rusia Ucrania en el sector energético. Con un productor de gas como Rusia fuera de juego Argentina podría tener una oportunidad histórica con Vaca Muerta pero, indefectiblemente, la necesidad de infraestructura emerge con carácter de urgente.
Vaca Muerta es la segunda reserva de gas no convencional del mundo y cuarta de petróleo pero hoy se está transfiriendo sólo el 10 por ciento de los que se produce porque no hay capacidad para distribuirlo.
La calidad de la roca es una de las mejores del mundo. Los recursos provenientes de formaciones no convencionales representan no solo una opción estratégica para resolver los desbalances de oferta y demanda que enfrenta el mercado energético argentino, sino la posibilidad de que el país en el contexto actual sea un receptor de inversiones en una escala casi sin precedentes.
El desarrollo del shale gas y shale oil continuará exigiendo a las empresas productoras contratar un gran número de equipos de perforación, y contar con el apoyo logístico y de servicios necesario para la construcción de locaciones y caminos, para el traslado y almacenamiento de agua, arena y otros aditivos; para la cementación entubado y vestido de los pozos; facilidades de producción y entrega de hidrocarburos, disposición del agua de fractura devuelta, el sellado y la reconstrucción ambiental de los pozos abandonados. Cada pozo shale requiere de una gran cantidad de bienes y servicios.
El Gobierno nacional y los gobiernos provinciales deberán planificar y proveer acueductos, vías férreas y caminos capaces de permitir el intenso transporte de arena y otros materiales requeridos por la explotación del shale.
Podemos extraer gas durante 150 años pero sin inversión, el gas va a quedar allí desaprovechado. Vaca Muerta debería ser una política de estado y no una promesa.
Y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania acomodó, de alguna manera, la estrategia de los países. Habrá que ver si estamos a la altura de las circunstancias esta vez para desarrollar Vaca Muerta como corresponde.
Si bien hay inversiones nuevas por parte de los actores existentes, estos van con pie de plomo atento a la confianza o desconfianza generadas por las políticas económicas.
Las grandes potencias ya están viendo cómo acelerar los procesos para generar energías alternativas para no depender de las convencionales. Si Argentina no aprovecha las circunstancias actuales, el gas morirá bajo nuestros pies y Vaca Muerta habrá sido apenas una bella utopía.