Por Guillermo Siro, presidente de la Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires (CEPBA)
Las pequeñas y medianas empresas están muy preocupadas por el aumento de la pobreza y la indigencia, fundamentalmente en los niños, ya que todos conocemos las consecuencias en el presente y sobre todo en el futuro.
Por otra parte, son y serán parte de la solución, poniéndose a disposición como entidad y dirigentes para estar a la altura de los desafíos y circunstancias de los difíciles momentos que vislumbramos en el futuro inmediatico.
Sin embargo, muchas pequeñas y medianas que representan más del 98 por ciento del total de empresas del país, están convencidas que deben construir una oferta exportable con valor agregado. La cual contribuya a la generación de divisas trabajadas y no como fruto de la especulación.
Para eso deben prepararse y adecuarse a las exigencias de los diferentes mercados internacionales, que seguramente quieren nuestras materias primas sin industrializar. Pero si trabajan todas juntas, irán construyendo una fábrica de divisas con valor agregado.
Asimismo, hoy más que nunca sostienen que de esta crisis solo salimos con trabajo decente, las máquinas en marcha a pleno, reglas y condiciones predecibles, recuperando la mano de obra calificada y verificando a la que todavía no lo está, con salarios que fomenten el consumo, a través de una adecuado comercio exterior inteligente y con identidad digital certificada.
De esta manera, genera confiabilidad y certidumbre sobre las diferentes contrapartes; para eso necesitan tasas de interés lógicas, con políticas que promuevan la producción en origen, tasas y servicios privatizados, que por su condición de monopolios privados no tengan ganancias extraordinarias en dólares.
También, cadenas de valor con mano de obra intensiva, añadiendo tecnología, ciencia y conocimientos desarrollados en nuestra República y que reactiven el mercado interno y penetren en el mercado internacional. Volviendo de esta manera a generar el círculo virtuoso de producción, mercado, consumo y desarrollo.
Por lo tanto, los próximos tiempos son momentos de inflexión para nuestra provincia y República, o nos derrota una historia de endeudamientos que favorece la especulación sin trabajo decente. O volvemos a la cultura del esfuerzo, el trabajo y la iniciativa que promueva el contexto adecuado para cambiar las expectativas de nuestras futuras generaciones.