Por Luis Gotte, escritor revisionista, especial para NOVA
El justicialismo no es ninguna forma moderna de nacionalismo, lleva en su naturaleza la idea de una Patria Grande hispanoamericana. Es continuidad de un mismo camino iniciado por José Gervasio Artigas.
No es expansionista ni imperialista, como sí el nacionalismo europeo el que copia Chile y Brasil. Por eso el resto de los pueblos confían en Argentina. Y este proceso de unificación, que no es económico, solo logrará ser llevado adelante por nuestro pueblo.
El Justicialismo es creador y fundador de la tercera posición, fue original y único en esa perspectiva. Aunque había pensadores mexicanos que debatían estas ideas, o si se quiere, las 2 primeras Encíclicas Papales, que darán lugar a la Doctrina Social de la Iglesia. Pueden ser tomadas como antecedentes de esta nueva corriente de pensamiento y acción de la América Hispana.
El nacionalismo que plantea Juan Domingo Perón, que no creía en fronteras. Aquellos que solo existen en la imaginación de los hombres, es más "ecumenista", del restablecimiento de una unidad humanista y cristiana (no en términos religiosos) continentalista. Con preservación del nacionalismo cultural. Único nacionalismo aceptable.
No tenemos absolutamente nada de común con el falangismo, el corporativismo, el Estado Nuovo, el fascismo, el nacionalsocialismo, la Guardia de Hierro rumana, el rexismo belga, el Laborismo, o cualquier otra invención ideológica europea.
Al igual que el liberalismo y el marxismo, todas ellas surgen del creacionismo académico y de intelectuales europeos. Por lo tanto, ignoran y desconocen la idiosincrasia de sus propios pueblos. Imponerlas implicó, e implica, coartar las libertades individuales. El hombre deja de ser libre, el pueblo independiente y los Estados soberanos. Están atados a teorías económicas, políticas y educativas.
Los conceptos de estado, de gobierno, de persona humana, de pueblo, de libertad, de familia, de sindicatos, de organización, es diferente en Perón con respecto a las corrientes ideológicas mencionadas. No hay bases comunicantes entre ellos y nosotros.
Como dice el compañero Federico Adissi: “Este análisis no estaría completo si no dijéramos que esa ‘Nación’ que contiene a nuestro movimiento nacional. No es tan sólo la enmarcada por los límites de la República Argentina, sino la nación iberoamericana, que es la unidad territorial, histórica, cultural, religiosa e idiomática”.
“La patria grande que fue balcanizada por la fuerza centrífuga del imperialismo, apoyado por los cipayos locales. Por eso, será ‘nacional’ un grupo político si además de comprender la interferencia imperial en términos generales, acciona en el sentido de lograr la efectiva unidad de la América Hispana, como bandera histórica-cultural y herramienta política de oposición efectiva al imperialismo”, se aseveró.
En definitiva, todos los elementos señalados son prueba inequívoca, de la existencia de un movimiento nacional, más amplio que lo establecido por la partidocracia y que reconoce un común denominador: la imperiosa necesidad de realizar la Soberanía Política, la Independencia económica, la Justicia Social, el nacionalismo cultural y la unidad hispanoamericana.