
Por Fiorella Marta, dermatóloga y especialista en medicina estética (Matricula Nacional 153762)
Las modas pasan pero lo que siempre está vigente son las ganas de verse mejor y sentirse bien.
Las mujeres de principios del siglo XX, perseguían la palidez extrema, mientras que para 1980 se imponía la piel bronceada. Así advertimos rápidamente la peligrosidad de los tratamientos caseros de otras épocas hasta llegar a lo que hoy se denomina "skin care", una tendencia, afortunadamente, mucho más saludable.
Las mujeres han probado desde hace un siglo diversos tratamientos en pos de borrar del rostro las huellas del implacable paso del tiempo y lucir una piel saludable y lozana.
En las primeras décadas del siglo pasado, las mujeres han ensayado extraños brebajes para lucir una piel pálida que, por aquel entonces, era sinónimo de delicadeza y juventud. Incluso, publicaciones de la época, llegaron a fomentar la ingesta de vinagre para alcanzar la pretendida blancura.
Luego, en los años 50, pudimos observar que un tema que acomplejaba a algunas mujeres era el tema del vello facial. La foliculitis que este producía en el rostro debido al antiguo método depilatorio que utilizaban. Por lo cual algo muy usado en ese entonces era la famosa piedra pómez.
Las mujeres trataban de suavizar y emparejar la zona afectada de su piel, incluso a veces llegaban a lastimarse con el afán de verse más lindas.
Otro tema preocupante era el acné en tiempos en que las góndolas no estaban precisamente abarrotadas de productos como ocurre hoy en día.
Se hacían tratamientos caseros con dos ingredientes: alcohol alcanforado y azufre en polvo. Claro que nadie tenía el antídoto para luego mejorar las secuelas post inflamatorias.
Todo era mucho más básico que ahora. Las mujeres se limpiaban la cara de noche con jabón 'heno de pravia'.
Ya en los años 80, una mascarilla clásica era la clara de huevo y rodajas de pepino. Algunos frotaban sus granos con ajo. En esa época estaba instalada la mala costumbre de tomar sol de manera desmedida.
Además de esto, buscaban mejorar su bronceado y potenciarlo en esas horas de exposición con la famosa bebida cola, o algún aceite de maíz que tomaban de la alacena de la cocina y algunos lo mezclaban con zanahoria rallada y lo frotaban por la piel.
Quienes tenían la piel de la cara tipo grasa o mixta recurrían al alcohol del botiquín y se lo pasaban puro por el rostro para quitar la oleosidad.
Sin lugar a duda, podemos decir que el 2000 fue un boom en el avance de la tecnología y en el manejo de la información sobre la vida saludable.
Hoy, afortunadamente, existen cosas que podemos hacer en casa o en consultorio que tienen estudios que evidencian su efectividad y que sabemos que no son nocivos.