Para evitar la hoy incómoda compañía y la foto en común con Rodríguez Larreta, Espert y Cornejo; Javier Milei rechazó participar. Y si bien no hizo declaraciones, el encargado de disparar la ametralladora de las críticas fue su asesor, el ocurrente Carlos Maslaton, quien fue replicado e imitado por miles de seguidores del polémico economista.

"Agradezco a la Fundación Libertad por esta maravilla, el pacto del radicalismo marxista de Cornejo, con el radicalismo fundido del 'Galera' López Murphy, con el mentiroso de 'Calaca Roja' Espert, y todos con 'Sombrilla' Larreta. Y Javier Milei ni invitado y 100 por ciento opuesto a esta lacra", abrió fuego Maslatón en su cuenta de Twitter, agregando una foto en la que aparecen todos los involucrados. Inmediatamente obtuvo más de 1800 retweets.

Algunos simpatizantes corrigieron a Maslatón afirmando que Milei había sido invitado a la cena, pero que rechazó el convite porque la apertura del evento estaría a cargo del jefe de Gobierno porteño.

Maslatón fue más allá y respondió a una seguidora que Milei no iba a "someterse a semejante humillación política". Los organizadores deberían saber "acerca de quién es Milei", afirmó. Y agregó: "No es Calaca Roja ni es el Galera, ni es un garronero de cóctel con sánguches de panadería y coca caliente".

La irrupción de Javier Milei ha desestabilizado a toda el ala liberal y a la derecha en general en la Argentina, y les plantea el dilema de su posicionamiento entre un conservadurismo corporativo y el programa liberal radicalizado del diputado economista. A diferencia de José Luis Espert –el “calaca roja”, según Maslatón-, dispuesto a hacer concesiones importantes a cambio de ser integrado a las listas de Juntos por el Cambio, Milei construye su propia opción de poder y ya se posiciona tercero en las encuestas, muy cerca del Frente de Todos, a punto tal que varios analistas pronostican que el ballotage 2023 será entre dos fuerzas de derecha.

Ese es el escenario preferido de Milei y su mesa chica. Sabe que, mano a mano, le puede pasar el trapo a Juntos por el Cambio, que acumula tanto resentimiento y condena social como el propio oficialismo actual.