CFK, ese ser que desprecia la figura de Jorge Rafael Videla y ama sus ideas

El país se encuentra sometido actualmente al egocentrismo de Cristina Fernández de Kirchner. Esa mujer política que cuando se sentó en el Sillón de Rivadavia esbozó un 6 de diciembre del año 2012 a través de cadena nacional, en el Salón de las Mujeres: “Solamente hay que tenerle temor a Dios. Y a mí, en todo caso, un poquito”.
No es muy diferente de lo que ocurre en la actualidad mediante su títere presidencial Alberto Fernández, quien se encuentra despachado como trapo de piso en la Casa Rosada. Aquella “República” compuesta independientemente en los poderes judicial, ejecutivo y legislativo han quedado obsoletos para “La Jefa”.
La Cámara de Diputados de la Nación, tanto como el Senado que preside, han sido vulnerados al pasar por alto las sesiones en donde el quórum brilló por su ausencia. Otro claro ejemplo de desorden legislativo ocurrió con las juras de los mandatos iniciados (y renovados) en 2021, irrisorios entre los monólogos de CFK y las “sarasas” por parte de legisladores del Frente de Todos con reivindicaciones inútiles.
El Poder Judicial ha sido bastardeado con bajadas de líneas por parte de la viuda de Kirchner queriendo modificar a su gusto el Ministerio Público Fiscal, así pudiendo retocar la Corte Suprema. O bien, un poco de adelanto se ha podido visualizar a través de sus desfiles interminables en Comodoro Py, llegando a faltar el respeto hacia las autoridades competentes. Casi creyéndose lo de “reina”, por parte de sus súbditos.
No cabe destacar el lamentable Gobierno nacional sometido desde lo ejecutivo con los constantes pedidos de cambios por parte de Cristina Fernández, cuando hay algún traspié. “Los ministros que tengan miedo o no se animen, que vayan a buscar otro laburo”, sentenció como “tirón de oreja” en un acto del 2021 que tuvo como presentes a Sergio Massa, Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Verónica Magario en el Estadio único de La Plata.
Se sabe la postura de “La Jefa” con respecto a lo ocurrido durante los ’70 con la batalla antisubversiva que desató el Proceso de Reorganización Nacional desde aquel 24 de marzo del año 1976. Es más, ella fue parte de la organización terrorista Montoneros, aunque tras escuchar 2 balas eligió migrar hacia Santa Cruz con su pareja, el difunto ex presidente Néstor Kirchner. Desde allí, los sabidos negocios con la “dictadura”.
La manía loca por buscar ser un estilo de conductora que se inclina a la izquierda política, o bien a un sector raro del kirchnerismo (ya muy emulado a un cristinismo recalcitrante), a dejado en boga que sus formas cuentan con rasgos de la derecha fascista. Algunas menciones podrían emanarse desde sus seguidores que la personifican y otros tantos funcionarios nacionales que tienen miedo de llegar a criticarla.
Está más que claro el hecho de que la batalla entre los 2 demonios corrió mediante las armas en aquella época, y ahora estos tiempos los adecuaron a otros territorios como las redes sociales o la misma política. Dentro de ello hay más “vale todo”, aunque algunos militantes de La Cámpora prefieran el método cavernícola de la violencia, tanto física como sentimental.
Desde NOVA, se pudo consultar a propios periodistas corresponsales de Santa Cruz y demás compañeros que recuerdan a la vicepresidente en su último año del Proceso como una joven que en plena campaña presidencial de 1983 se rodeaba con peronistas que aclamaban a María Estela Martínez de Perón. “Isabel conducción, contra toda la traición”, cantaba en el gimnasio del colegio salesiano de Río Gallegos.
¿A qué se refería con la “traición”? Deolindo Bittel estaba al frente del Partido Justicialista (PJ) y, tanto para ella como Néstor Kirchner, veían inquietante su inclinación al diálogo y lo tenían como algo sospechoso. Dejando en claro que el verticalismo ya era algo suyo, muy poco progresista y nada que ver con la izquierda que tanto milita CFK. Aunque los años le pasan factura y dejan entrever cierto manejo “videlista” en ella.
Asimismo, en los que Raúl Alfonsín hacía campaña con los derechos humanos, era percibido como un enemigo por el matromonio K. Ya que estos últimos militaban en el polo opuesto, aliados con los “pro milicos” Nélida “Polola” Cremona y el sindicalista Hugo Peralta. Sin ir más lejos, la fórmula para su primera agrupación, el Ateneo Juan Perón, estaba hecha de peronismo y un sector de la burocracia sindical, apuntada por “El padre de la Democracia” debido a su connivencia con la dictadura militar.
Tras la vuelta a la democracia, el sindicalista Armando “Bombón” Mercado, ex esposo de Alicia Kirchner, devino secretario general del sindicato petrolero SUPE local y fuente de financiación del proyecto político de sus cuñados. Ella es conocida por haber sido funcionaria durante la última etapa de la dictadura en Santa Cruz, lo cual sugiere que muy probablemente su ex pareja era de esos sindicalistas que les hacían favores a los militares.
Resulta muy claro que las historias y pruebas son varias. Otro ejemplo puede ser que la amistad entre los Kirchner y el ex ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, se inicio en un contexto similar. Ese mismo que trajo a sus vidas al matrimonio entre Eduardo Duhalde y Hilda Beatriz “Chiche” González de Duhalde. Después, apareció el represor permitido y amado por los organismo de los derechos humanos, César Milani. Es mucha la tela para cortar.
Ante todo lo referido, está más que claro que Jorge Rafael Videla no es tan diferente a Cristina Fernández de Kirchner, más bien las discrepancias son ideológicas porque en negocios y maneras hay similitudes obvias. Quizás en esto de la política “tortillera”, quien niega que por ahí hubieran compartido alguna boleta electoral de camino al Sillón de Rivadavia.