Editorial
Interna oficialista

El lamentable espectáculo de un Gobierno liquidado

La Casa Rosada, un espacio devenido campo de combate, donde ya no se gobierna. (Dibujo: NOVA)

El culebrón al que día a día este Gobierno circense nos tiene acostumbrados suma capítulos que viran rápidamente del melodrama a la tragedia nacional.

El Gobierno de Alberto Fernández consiste en un show mediático permanente que tiene como protagonistas principales a Cristina Fernández de Kirchner, la líder obsoleta del Frente de Todos que pretende seguir ejerciendo el poder hasta el fin de sus días, y su secuaz, a quien ubicó en el sillón presidencial sin que le temblara el pulso. Por más que ahora se arrepienta.

Pero resulta que a la vicepresidenta el destino le dio vuelta la tortilla, y ahora su espacio vislumbra un panorama complicado de cara a 2023. La retirada de su hijo Máximo de la presidencia del bloque en la Cámara de Diputados, en un rabioso desacuerdo con el FMI, fue solo la punta de un ovillo que comenzó a desarmarse hasta demostrar la interna feroz que se vive dentro de la Casa Rosada, que tiene más ribetes de los que se filtraron en los medios.

La conmemoración del Día de la Memoria, ocasión en la que se recuerda a los 30.000 desaparecidos en la época de la dictadura militar que tanto dañó a la Argentina, fue utilizada políticamente por el referente de La Cámpora para mandarle un mensajito al Presidente de la Nación: “Lo que tenemos que entender es que cuando la gente es parte de un Gobierno, lo banca; lo malo es menos malo y lo bueno es más bueno. Es con la gente adentro, siempre", manifestó mientras su agrupación política marchaba desde el exESMA hacia Plaza de Mayo.

“Me emociona el convencimiento de querer un país mejor cuando todos te dicen que tenés que bajar los brazos porque todo es una mierda. Y si todo es una mierda, vamos a empujar para que deje de serlo”, afirmaba Máximo Kirchner.

Estas declaraciones fueron pronunciadas luego de que Alberto Fernández manifestara su rechazo al voto negativo del diputado en el tratamiento del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en la Cámara baja.

"De algo no tengo dudas: si Néstor Kirchner estuviera vivo y fuera diputado, anoche habría votado sí", decía en un Tweet un periodista, definición que fue retwitteada por el mandatario nacional a modo de adhesión, en un claro mensaje de repudio dirigido al hijo del ex presidente fallecido.

Por supuesto, la figura que subyace en este ida y vuelta es CFK, quien teje los hilos de la disputa, y viene demostrando hace tiempo su disconformidad con ciertos ministros albertistas con los cuales no comulga, y que el jefe de Estado se resiste a desplazar.

En sucesivas bocanadas de humo para la gilada, Alberto Fernández pretende caretear buena onda hacia su jefa, un recurso que ya no funciona. No le creen ni la gente, ni los empresarios, y menos el entorno político, luego de que la ex presidenta no le atendiera el teléfono, furiosa por los destrozos “intencionales” en su despacho del Senado el día de la protesta frente al Congreso.

Este domingo, el mandatario nacional señaló que "no va a hacer nada para que el Frente de Todos se quiebre" y aseguró que "la unidad es una condición necesaria" para que se le pueda "hacer frente a la derecha".

"Podemos tener diferencias, pero es un tema que nosotros sabremos resolver: estoy seguro de que nadie quiere romper nada. Hay una clara vocación de que esto no se rompa. Veo una tarea insidiosa de quebrarnos, 'que Alberto dijo tal cosa, que Cristina dijo tal cosa', pero mi preocupación es que ahora que me saqué la soga del cuello (del FMI) tenemos que ponernos a caminar", sostuvo en una entrevista televisiva.

Además, señaló que "comparte totalmente la idea" que la vicepresidenta Cristina Kirchner había pronunciado en la campaña de 2019 cuando "hablaba de un nuevo contrato social" y que es necesario "saber convivir con las distintas miradas" que existen dentro del oficialismo.

Sin embargo, la realidad se trasluce y se evidencia a cada momento. Quien sintetizó el clima que se vive en Casa de Gobierno fue el ministro Gabriel Katopodis: “Tenemos la responsabilidad de conducir al conjunto, no nos van a perdonar que no estemos a la altura. Cuando se cuente que estuvimos casi al borde de una guerra mundial, si se escribe que la dirigencia del Frente de Todos estuvo disputándose en cuestiones internas, bueno, la verdad es que nos van a cagar a palos todos los argentinos”, dijo en declaraciones radiales. En ese sentido, definió el temor que hace temblar a la cúpula del Gobierno: “El macrismo ve la oportunidad de volver porque ve que el Frente de Todos se puede romper”.

Claramente, si siguen perdiendo el tiempo en pujas de poder que solo sirven para que el país se hunda aún más, no habrá quien nos salve de las consecuencias de la nefasta gestión kirchnerista que no tiene idea de cómo combatir los flagelos principales de nuestro país: la inflación, la inseguridad y la creciente pobreza.

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