En la actualidad, en la familia real británica son sobre todo Kate Middleton, que algún día se convertirá en reina, y Meghan Markle, protagonista del mal llamado Megxit, quienes atraen la atención de los medios de comunicación y las redes sociales. Y antes de convertirse respectivamente en duquesa de Cambridge y duquesa de Sussex, las dos fueron chicas "normales" de clase media-alta (si bien Markle ya era una conocida actriz en Estados Unidos).

Adaptarse a la vida en la corte y a todo lo que conlleva no ha sido fácil para ninguna de las dos, si bien las consecuencias y los resultados han sido francamente dispares entre Kate y Meghan. No obstante, la princesa Ana no se sorprende: "De joven no sentí la presión a la que hoy en día están sometidos los jóvenes miembros de la realeza, especialmente las mujeres”, afirma la princesa en el documental. “Una presión que con el paso del tiempo se ha ido agravando, ya que estas son las figuras que más interesan a los medios de comunicación. En mi época era más fácil escaparse, también debido a que no existían las redes sociales”, asegura.

Pero incluso sin redes sociales, la joven Ana fue la primera princesa moderna en habitar el palacio de Buckingham. "Su popularidad se debe a que tenía una personalidad propia y bien definida: no era como su madre ni como su tía", explica la experta en moda Sarah Mower en el documental.

Ni tan estricta como la reina, ni tan exuberante como su tía Margarita: la hija predilecta de Felipe de Edimburgo era una chica de gran carácter y también bastante irónica. Además, fue la primera atleta olímpica de su familia (compitió en equitación en los Juegos de 1976 en Montreal), siempre ha tenido pasión por los caballos -algo que comparte con su madre- y por los faros (es patrona del Northern Lighthouse Board o Consejo de Faros del Norte).

Su sentido común, su falta de florituras y su carácter realista pueden hacer que resulte un poco tosca para algunos, pero no son más que pruebas de su modernidad. Cuando apareció en la portada de Vogue UK el día de su 21º cumpleaños, Anna se convirtió en "la primera princesa moderna de verdad", confirma Mower. "Era una joven muy a la moda, pero no seguía las tendencias al pie de la letra, tenía muy definida su propia personalidad”.

Casada en dos ocasiones, la princesa Ana es en la actualidad uno de los integrantes más activos de la familia real, pero ha elegido la libertad para sus hijos. En consonancia con su teoría de que hoy en día es mucho más difícil ser miembro de la realeza, Zara y Peter, nacidos de su primer matrimonio con Mark Phillips, no tienen títulos reales. "Creo que ha sido más cómodo para ellos y también creo que la mayoría de la gente estaría de acuerdo en que los títulos no sólo traen consigo ventajas. Así que creo que hice lo correcto”, afirmó en una ocasión.