Por Analía Lilian Pereyra (*)
La salud sexual busca promover en las personas el desarrollo de una sexualidad sana y placentera, sin riesgos a lo largo de todas las etapas de la vida, implica la “procreación responsable” que consiste en la posibilidad de decidir si tener hijos/as o no, la cantidad de hijos/as que desea tener y el intervalo óptimo entre cada hijo/a, disminuir la mortalidad materna -entre otras causas- por abortos provocados, o embarazos en edades muy tempranas o tardías, y por último evitar los embarazos no deseados.
La procreación responsable supone tomar decisiones luego de haber recibido información sobre todos los métodos anticonceptivos disponibles y aquellos que mejor se adaptan a cada persona en particular, respetando las convicciones y deseos de cada persona.
Y dando lugar a la reflexión sobre el mandato hegemónico de “ser madres” que culturalmente está muy presente y al que muchas mujeres se resisten y por ello son culpabilizadas y hasta no consideradas mujeres en su integridad. Dejemos en claro que tener hijos e hijas es una decisión personalísima y que la ecuación: mujer-esposa-madre es propio de los condicionantes que han marcado a las mujeres en su rol de “procreadoras” y “típicamente femeninas”. No se es más o menos mujer por no gestar o maternar, dejemos esto en claro.
Sin embargo, hay personas que si deciden procrear y cuando comienza el camino de la gestación –si todo funciona acorde a lo esperado- aparecen cambios en el cuerpo de las mujeres o cuerpos gestantes -para incluir otras identidades- y en su entorno, por ejemplo, en la relación con su pareja (en caso de tenerla).
De aquí que surgen muchos interrogantes en torno a la sexualidad: ¿Las mujeres embarazadas sienten deseo sexual? ¿Se puede ser una mujer deseante estando embarazada? ¿Está mal tener relaciones sexuales gestando? ¿El sexo puede provocarle daño al feto? Estas preguntas suelen hacerse las mujeres que en estado de gestación manifiestan miedos muy comunes: miedo a dañar al feto, miedo a lastimarlo y miedo a no gustarle a la pareja, ya que se perciben cambios en su imagen corporal.
Muchas veces las creencias erróneas pueden llevar a no tener relaciones sexuales por estos miedos y también porque entran en escena las ideas muy naturalizadas de considerar a la mujer: madre-esposa-virgen-pura. Y es muy común encontrar que los varones, parejas de mujeres embarazadas, ya no la ven como mujer de deseo, sino como alguien que hay que cuidar y proteger para que no se dañe al futuro bb. ¡Atenti con esto! La mujer embarazada es mujer deseante.
Hay estudios que afirman que las mujeres embarazadas se sienten más excitadas debido a la mayor vaso-congestión en la zona genital (clítoris, vulva, vagina), por lo cual se sienten más dispuestas y con muchas ganas de encuentros sexuales.
También es cierto que las embarazadas experimentan muchos cambios emocionales durante el transcurso de los nueve meses y sabemos que las emociones influyen sobremanera en el deseo sexual, por lo que puede experimentarse cero deseo al inicio del embarazo y luego mucho deseo hasta casi el final del mismo.
No es lo mismo ser madre a los 18 años que a los 40 años, no es lo mismo tener un hijo sola que con una pareja que acompaña, también es muy diferente si se ha transitado un proceso de fertilización que si el embarazo surgió de manera natural. No se siente lo mismo si ese embarazo es por decisión que por imposición.
Las mujeres van transitando etapas, que no son iguales a las anteriores y muy diferentes en cada gestación si tienen varios hijos e hijas. Cada experiencia es única, porque llega en un momento distinto del ciclo vital y porque las circunstancias suelen cambiar. El modo de llegar al embarazo también influye en la percepción de la mujer con respecto a las relaciones sexuales, ya que si ocurrió porque no hubo cuidados anticonceptivos, esto puede influir en los encuentros sexuales durante el mismo, ya que puede dar lugar a una percepción negativa de este encuentro.
Si por algún motivo el profesional obstetra que atiende a la mujer gestante recomienda no tener relaciones sexuales, pueden hacer todo el despliegue de actividades de la erótica que NO tienen que ver con el coito, por ejemplo, besarse, acariciarse, tocarse, autoestimulaciones cruzadas, y todo contacto de roce que también es placentero y hasta orgásmico, hay que animarse!
Podés dialogar con el ginecólogo/a y con un profesional de la sexología, para sacarte todas las dudas! Pero quédate tranqui que el pene NO toca al feto en la relación sexual con penetración, ya que el feto está en el útero y el pene entra por vagina y no llega a tocar el útero.
Siempre el conocimiento y la información oportuna es fundamental, preguntar todo, sacarse las dudas, dejar a un lado los prejuicios y disfrutar del momento con toda plenitud.
(*) Licenciada. Sexóloga Clínica y Educativa