Cuando nadie lo esperaba y sin previo aviso, el Gobierno nacional oficializó sus intenciones de retomar con el Fútbol para Todos, mediante la presentación de un proyecto legislativo. Pan y circo en medio del desastre económico que, según dicen, “no significará un gasto para el Estado”.
Concretamente, el senador Oscar Parrilli presentó el pasado jueves un proyecto para que oficialmente el fútbol argentino sea transmitido en directo por televisión abierta, como en la época kirchnerista, al menos en el 30 por ciento de su contenido.
El legislador sostuvo –veremos en un futuro y en los papeles si es cierto- que esto "no representará ningún gasto para el Estado" y afirmó que esto “motiva que quizá la gente quiera ver más partidos y pague el pack”. Además, que “la ley lo establece y está vigente".
Pero recordemos que el indicio previo a este inesperado desenlace fue el rechazo por parte del Gobierno argentino a la fusión de las empresas Disney y Fox, disponiendo la apertura de los contenidos de esta última, incluyendo la transmisión del pack de fútbol, por lo que Boca y River irán alternando su transmisión por cable básico (no codificado) semana a semana.
Ahora el siguiente paso es este proyecto que Parrilli tenía como “as bajo la manga” para darlo a conocer en este preciso momento, tras la medida que dictó la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, organismo de la Secretaría de Comercio Interior, del Ministerio de Desarrollo Productivo.
Mientras tanto, la situación nacional va de peor al desastre, principalmente por la economía, con el dólar en alza –mejor dicho, con el peso argentino devaluándose día a día- y marcando nuevos récords, la inflación superando los 50 puntos anuales y sobre todo con el pago de una deuda que “ajusta” los zapatos de los argentinos.
En este contexto, esperemos, que no se le agregue un gasto innecesario más al Estado con el regreso del Fútbol para Todos, como el senador Parrilli pregona, afirma y promete. Más aún cuando, en realidad, falta el pan en la mesa de casi la mitad de los hogares del país, con una pobreza galopante que roza el 50 por ciento.
Luego de las elecciones legislativas que el oficialismo perdió “fiero”, aunque la hayan dibujado de “derrota digna”, el kirchnerismo apeló a su clásico manual de instrucciones a seguir en momentos adversos.