Precios "Des-cuidados", el caballito de batalla de un Gobierno descerebrado

El contenido de este título no es arbitrario. Podría decirse que el Gobierno de Alberto Fernández es, a nivel fáctico, pro-inflación. No cabe otra explicación. ¿Por qué? Porque hay solo dos alternativas que lo definen como tal: no la resuelven porque no saben, o porque no quieren. En el primer caso, sería no solo decepcionante, sino además peligroso, que seamos rehenes de una clase dirigente ignorante; en el segundo, estaríamos siendo asfixiados por una clase dirigente prepotente, que denigra al pueblo. ¿Cuál de las dos opciones es más grave? Están cabeza a cabeza.
Contrariamente a los pronósticos mentirosos de una gestión que no da pie con bola, días atrás el INDEC informaba que la inflación de 2021 redondeó por encima del 50 por ciento -casi 51-, con un registro de 3,8 en el mes de diciembre.
Dentro de esas cifras del acumulado anual, hubo rubros con una suba del 50,3 por ciento, como Alimentos y Bebidas; y otros, como los servicios, con incrementos del 44,2 por ciento.
En medio de este contexto abrumador, hay que soportar que Jorge Feletti, secretario de Comercio Interior, salga a resaltar la “eficacia” de Precios Cuidados que no existen, una lista de 1300 productos a valores “promocionales” que el consumidor no encuentra en los comercios donde compra habitualmente, e incluso muchas veces tampoco están en las góndolas de los supermercados.
Y lo que es peor aún: salir a mostrarle al FMI el chamuyo de esta supuesta contención de precios como evidencia de buena gestión económica, cuando en realidad es otro parche que no soluciona la cuestión de fondo, debería darles vergüenza. Es subestimar la inteligencia del organismo internacional con el que tenemos una deuda que pagar –por culpa de Mauricio Macri, ciertamente- intentando prometer un freno inflacionario que no existe, porque además ese programa contempla aumentos del 2 por ciento mensual, con revisiones trimestrales.
Este balance desastroso, sobre el cual seguramente también le van a echar la culpa a Macri, cuando la debacle inflacionaria comenzó en la administración de Cristina Fernández de Kirchner –quien, fiel a su estilo negacionista, jamás lo reconoció-, echa por tierra la falacia de la curva en descenso que prometieron durante todo el año pasado.
En panorama no es esperanzador: especialistas ya anticiparon el inicio de otro año con cifras tan deplorables como las últimas. Un informe de Ecolatina señala que es necesario un plan económico para bajar las expectativas y no repetir el mismo camino que en el 2021. El problema es que nunca hubo un plan, y en un gobierno encabezado por necios que repiten una y otra vez fórmulas inútiles, no lo va a haber.
Mientras en otros países del mundo la población sale a las calles a protestar ante un solo aumento, como ocurrió por ejemplo en Kazajistán, cuyo gobierno se vio obligado a dimitir luego del desastre que se armó tras subir el precio del gas; o Francia, donde la suba del combustible armó un caos en las calles tiempo atrás, en Argentina el sistema nos ha envuelto en una inercia que nos tiene anestesiados. Con precios descontrolados que siguen comiendo nuestros bolsillos, restringiendo nuestras vidas cada vez más. Mientras, cada trabajador se sigue deslomando, sufriendo en silencio, escuchando una y otra vez el mismo verso: “este año, los salarios le ganarán a la inflación”.