El columnista invitado
Reflexiones

Ser cubano

La bandera de Cuba y cientos de signficados.

Por Alejandro Langape, especial para NOVA

Hace algunas semanas mi amigo Mario cumplía años y, como suele ocurrir en este universo “virtualizado”, recibía en redes la felicitación de amigos de diversos rincones del mundo. Uno de ellos, español por más señas, le aconsejaba celebrar tomándose una botella de ron y fumándose un tabaco.

Más allá de que la anécdota me dibujaba una sonrisa ante el hecho rigurosamente cierto de que Mario jamás ha fumado y no siente particular empatía hacia el ron y bebidas afines, la imagen estereotipada de celebración en la isla propuesta a mi amigo me hizo reflexionar por enésima vez sobre la identidad nacional de Mario, la mía, sobre el ser cubano.

Las palabras del amigo de mi colega cumpleañero responden a un estereotipo de ser insular que ha acabado por imponerse como axioma. El cubano es así: fiestero, divertido. Como diría en una de sus novelas la multipremiada escritora Ena Lucía Portela: “solo somos nuestra risa y el gravamen de persistir en la fiesta innombrable”.

Pero aclaro que esta visión idílica del cubano que tanto agrada a esa izquierda mundial que nos reduce a resilientes, cuasi héroes de Marvel que siempre ponen al mal tiempo buena cara y están dispuestos a mover las caderas si suena una rumba, es tan limitada como la de esa derecha que en su apreciación de la isla obvia, o al menos simplifica, tanto los procesos históricos en nuestro poco más de un siglo como nación independiente, como el complicado entramado social de un país cuya economía no despega, donde persisten las restricciones a las libertades individuales y se manejan en secreto las estadísticas y resultados de encuestas de opinión.

Dicho en otras palabras, esas posiciones que resumen a Cuba y su proyecto social como fracaso y describen a los cubanos, a la manera de Virgilio Piñera, como seres agobiados por “la maldita circunstancia del agua por todas partes”, tampoco abarcan toda nuestra realidad.

¿Cómo definir entonces al ser nacional? ¿Cómo obviar en una presunta búsqueda del mismo al cubano que se sienta noche tras noche ante su televisor para ver el Noticiero Nacional de Televisión, convencido de que la verdad absoluta está allí, un cubano que tiene en su sala cuadros enormes con las fotos de Fidel Castro o el Che Guevara? ¿Cómo ignorar que miles de compatriotas instalan las más diversas aplicaciones en sus celulares para burlar la censura oficial y acceder a los llamados medios independientes para informarse sobre su realidad? ¿Cómo entender las diferencias entre millares de cubanos que apoyaron ciegamente a Fidel pero que no sienten la misma pasión respecto a las figuras actualmente en el poder y esos otros miles que creen que el gobierno actual es más de lo mismo, eso que dan en llamar neocastrismo y cuya caída llaman a impulsar? ¿Cómo contar al mundo quiénes somos o creemos ser desde la objetividad?

Soy Alejandro Langape y, desde el corazón de Cuba, comienzo mi colaboración con NOVA. Una colaboración en la que, más allá de los límites geográficos de un país prolongado en la diáspora de sus hijos, intentaré dar a mis lectores la más amplia imagen de la realidad cubana con sus luces y sombras, de llevarte en toda su complejidad hasta ese habitante de mi isla tan variopinto y entrañable. Ojalá quieras acompañarme en este viaje.

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