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Tensión

Una reunión con incertidumbre: la CGT le había pedido a Lanusse que derogue las leyes represivas

El 7 de enero de 1972 la CGT se reúne con el general Lanusse reclamando la derogación de las leyes represivas, una política efectiva de viviendas, y la reforma de la ley de quiebras para proteger a los trabajadores.

El 7 de enero de 1972 la CGT se reúne con el general Lanusse reclamando la derogación de las leyes represivas, una política efectiva de viviendas, y la reforma de la ley de quiebras para proteger a los trabajadores. La Central Obrera concurre a la entrevista muy presionada por las bases, ante el constante deterioro de los salarios.

Para que las instituciones pudieran funcionar era necesario que la sirena social mejorará. La distensión de los sectores populares se haría mediante el Ministerio de Bienestar Social, encargado de una activa política asistencialista. Para ello se volvía a convocar a Francisco Manrique, ejecutado cuarenta y cinco días antes del gabinete de Levingston.

En su primera reunión con la CGT Lanusse define al área de esta manera: “¿Saben qué es el Ministerio de Bienestar Social? Ni más ni menos que la Fundación Eva Perón. Claro que nosotros entendemos que en lugar de manejarlo un particular lo debe hacer el Estado”.

La necesidad de fortalecer las relaciones con Inglaterra para disminuir el poder de los sindicatos combativos era uno de los dispositivos más importantes para “distender”.

Para ello se promueve otro regreso, el de Rubens San Sebastián a la Secretaría de Trabajo luego de un alejamiento de nueve meses. El principal problema que se presentaba en esa área era el estancamiento de las negociaciones paritarias.

Además, cabe aclarar que los convenios colectivos de trabajo se destrabaron a partir del reemplazo de los topes por la Ley 14.250, una vieja herencia peronista que la CGT reclama y acelera su firma desde hace meses, cuando los grandes gremios acuerdan aumentos entorno al 30 por ciento, arrastrando las negociaciones de los más chicos.

Por último, la reunión en la Casa Rosada, tuvo al presidente Lanusse alabando a sus interlocutores, el grupo de dirigentes más capacitado con que contaba el país, allí explicaban por qué le son tan importantes los sindicatos y la necesidad que había para que ellos llevasen adelante su plan político.

Sin embargo, la política de Lanusse llevaba implícitos dos principios contradictorios para esa recuperación. Por una parte, era necesario un manejo económico técnicamente coherente y por otra se consideraba conveniente establecer alianzas y consensuar medidas con sectores cuyas aspiraciones eran contradictorias.

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