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El propio Insfrán le da la razón a la oposición sobre que Formosa es Venezuela

Gildo Insfrán se parece mucho a Nicolás Maduro y Hugo Chávez: expropiar, insultar y perseguir a la oposición con el fin de hacerlos desaparecer. (Dibujo: NOVA)

Cuando un sector de la oposición comenzó a jugar con las palabras y armó el neologismo de “Formozuela”, muchos adictos al poder y los que viven de él, salieron ofendidos a contestar, a decir que era una exageración, que cómo podían decir eso. Pero con el correr de los días, las acciones fueron hablando por sí mismas.

No descubrimos nada al decir que Gildo Insfrán es un rústico, en su manera de hablar y en su manera de proceder. Y esto no es ofensa, es solamente una descripción de su persona. Un veterinario rural que llegó a la política. Y desanduvo un camino que ya todos conocen a nivel local, regional, nacional y hasta internacional.

Esta semana que pasó sucedieron varias cosas que no podemos dejar de lado, y más allá de que ninguna de las usinas de periodismo que maneja el Gobierno, osaron siquiera a referirse al desagradable comportamiento que tuvo el mandatario para con una mujer, adversaria política y nada más, como fue el caso de María Eugenia Vidal; ni siquiera las lenguas “más osadas”, que son los jóvenes G, se animaron. Pero eso sí, hicieron la lectura que les conviene para seguir manteniendo el puesto: lo de Insfrán, de llamar a una persona “retrasada mental” estuvo bien.

Porque “ellos nos llaman zánganos”, “porque ellos nos dicen que somos una dictadura”, “porque ellos vienen a decirnos de todo…”, y por eso está bien, estuvo muy bien. “Les tocamos un poquito la oreja, y chillan por todos los medios”, como dijo Insfrán.

Repasemos de nuevo todo, para comprender lo mal que están el gobernador y peor aún, los que en vez de hacer silencio, que les sale muy bien, prefieren redoblar la apuesta, y hablan y lo hacen mal.

María Eugenia Vidal, en su rol de precandidata presidencial, vino a Formosa, -para ser honestos, vino a la ciudad capital y recorrió algunos barrios marginales- y tras este breve recorrido, dijo que vio un atraso de 27 años en una provincia con mucho potencial, y que sigue atrasada porque hay personas interesadas en que esto siga siendo así.

Puede gustar o no, puede ofender, sí, puede ofender. Pero la mujer no se metió con la persona del gobernador ni con ninguno de los formoseños capitalinos; y no dijo que somos malnacidos ni miserables; dio su punto de vista, como todo político, y más cuando están en campaña.

Y la respuesta del gobernador que repite y repite un discurso que ni él se debe creer, “que el amor vence al odio”, fue responder con una barrabasada. Pensando que insulta, usa una condición de la salud para atacar a la persona. La llama “retrasada mental”.

Y los ahí presentes, entre los que estaban un ministro nacional como Juan Cabandié (pero tampoco nos debe sorprender la actitud, este muchacho cuando fue diputado nacional quiso aplicar “un correctivo” a un agente de tránsito porque le iba hacer una multa), el intendente capitalino, que parece ser una persona distinta dentro de esta vieja forma de hacer política como es el kirchnerismo y el guildismo mismo; había mujeres, de la Secretaría de la Mujer; había funcionarias… todos aplaudiendo al rey que hizo un parangón espectacular, según su mundo, su cabeza y los súbditos que lo veneran.

Podría haberle dicho necia, podría haberle dicho incluso, si quería insultarla; idiota. Porque el idiota es aquel que aunque le muestren cómo son las cosas, sigue negándolas y afirma lo contrario.

Es fuerte, es un insulto, pero no utiliza una condición de salud para supuestamente atacar al interlocutor. Pero Insfrán es el mismo que en este mismo año, cuando inauguró una escuela de Educación Especial, llamó “bombolos” a los de la oposición, y años atrás, muchos años atrás; había tildado de “mal nacidos” a aquellos que no comulgan con su “Modelo” de Gobierno.

Esto es Insfrán. Y para completar, como al gobernador le gusta parangonar; hace unas semanas atrás era noticia que el Gobierno pretende expropiar 153 hectáreas de terrenos privados para ampliar una planta de agua potable de 4 hectáreas…

Cuando una planta en Buenos Aires, que abastece a 6 millones de habitantes, ocupa 17 hectáreas; en Formozuela, lleva 153.

Los dueños dijeron que van a resistir, que no los pueden obligar a vender. ¿Y a qué no saben qué respondió el gobernador del amor vence al odio y del respeto por las instituciones y demás? “Si no quieren vender, vamos a expropia”. Democracia y paremos de contar.

Le molesta que le digan “Formozuela” pero metió presos a dos concejales (pasándose los fueros que tenían por donde no le da el sol), como Hugo Chavéz y su predecesor, Nicolás Maduro en Venezuela. No pudo mantener cautivas a las concejales porque dentro de todo, Argentina contiene a Formosa, y mal que le pese, no puede hacer y disponer lo que quiera.

El propio Gildo se ocupa de convencer a todos que Formosa, la Formosa de su Modelo es más parecida a un régimen como el del chavismo que a esa supuesta democracia que pregona. La democracia está sujeta con alambres en esta provincia.

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