
Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA
El 4 de octubre de 1868 nació en Buenos Aires el futuro presidente de la Nación, Marcelo Torcuato de Alvear. Su origen patricio no le impidió abrazar la causa de la Unión Cívica Radical, primero desde su ala conservadora y después de la Revolución del 6 de septiembre de 1930, desde un sector marcadamente opositor a la dictadura de Uriburu y sus herederos políticos.
Uno de los dueños del país
Su nombre de bautismo era Máximo Marcelo Torcuato de Alvear. En su árbol genealógico aparecen: Diego de Alvear y Ponce de León (Bisabuelo. El historiador Hugo Chumbita lo señala como padre biológico de José de San Martín), Carlos María de Alvear (Abuelo. Director Supremo del Río de la Plata en 1815) y Torcuato de Alvear (Padre. Primer intendente de la Capital Federal).
Su madre era María Elvira Dolores Pacheco, por lo cuál el abuelo materno del futuro presidente de la Nación fue el General Ángel Pacheco, veterano de las luchas por la independencia, de las guerras civiles del siglo XIX y Comandante de las fuerzas de la Confederación Argentina en tiempos de Juan Manuel de Rosas.
Berretines de pituco
Marcelo T. de Alvear no necesitaba credenciales. La sola mención de su apellido era sinónimo de clase y prestigio. Como todo cajetilla de su tiempo, completó estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
Después ingresó a la Universidad de Buenos Aires, obteniendo el diploma de abogado a los 23 años.
En la universidad conoció la política. Estuvo presente en la famosa reunión de la calle Florida, en 1889, en la que se empezó a gestar la Revolución del Parque de 1890. Años más tarde -siempre por el partido Radical- fue diputado nacional, embajador en Francia.
Lo suyo fue pura vocación. No tenia necesidad de hacer política para enriquecerse, justamente por eso es que no lo hizo.
Presidencia de Marcelo T. de Alvear (1922-1928)
En 1922 fue candidato presidencial por la Unión Cívica Radical, con apoyo del presidente Hipólito Yrigoyen. Su compañero de fórmula fue Elpidio González. La elección fue reñida, pero el binomio oficialista derrotó en el Colegio Electoral, por amplio margen, a los candidatos del Partido Conservador, Norberto Piñero y Rafael Núñez.
A poco de empezar la gestión Alvear le imprimió al gobierno su propio sello, marcando diferencias que antes permanecían ocultas en relación al estilo de conducción de su antecesor, Yrigoyen. A partir de entonces se empezó a hablar de radicales personalistas (yrigoyenistas) y antipersonalistas (alvearistas).
El gabinete tuvo un ministro que años después alcanzó la presidencia: el de Guerra, Agustín P. Justo. El general actualizó el armamento de las Fuerzas Armadas y trabajó en un proyecto para la construcción de submarinos de guerra. En el período se creó la Escuela de Mecánica de la Armada y la Fábrica Militar de Aviones en Córdoba.
Otro futuro presidente que albergó el gabinete fue el ministro de Obras Públicas, Roberto M. Ortíz. El país creció en esos años. Todos los indicadores mejoraron. El salario real creció y el PBI per cápita estuvo entre los primeros del mundo, a la altura de Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido.
El gobierno alvearista mantuvo una política amigable hacia el capital privado. Se radicaron en el país numerosas firmas norteamericanas como General Electric, Ford, General Motors, Colgate-Palmolive y Chrysler. En materia de hidrocarburos, Alvear continuó con la política nacionalista y estatista de Yrigoyen en relación a YPF
La gestión de Alvear también registró algunos hitos en derecho laboral que fueron de avanzada para su época. Entre ellos se puede destacar la creación por ley la Caja de Jubilaciones, la regulación del trabajo femenino y la implantación del feriado del 1 de mayo. La actividad sindical ejercía acciones más reivindicatorias que de protesta concreta.
En el plano internacional el canciller Ángel Gallardo intentó un acercamiento con el Paraguay, derrotado en la Guerra de la Triple Alianza. Por esos mismos días se dio por concluido un conflicto limítrofe con Bolivia y hasta se dio el gusto de recibir en Buenos Aires al príncipe de Gales y a Albert Einstein en 1925.
Revolución de 1930: prisión y acercamiento a Yrigoyen
En 1928 Alvear concluyó su mandato y se instaló en Francia. Con Yrigoyen caído en desgracia, los radicales depositaron todas sus esperanzas en Alvear, quién volvió al país en abril de 1931. En julio del mismo año el gobierno provisional reprimió un alzamiento encabezado por el General Gregorio Pomar. Para evitar la prisión el ex presidente Alvear se exilió en Brasil. Regresó a la Argentina en diciembre de 1932.
El gobierno -ya en manos de su ex ministro Justo- decretó el estado de sitio en todo el país como consecuencia de haber sofocado una revolución cívico-militar dirigida por el radical Adolfo Cattáneo, días antes del retorno de Alvear. El ex mandatario y sus colaboradores Honorio Pueyrredón, Carlos M. Noel y José P. Tamborini fueron detenidos y alojados en la isla Martín García. El ex presidente Hipólito Yrigoyen también fue apresado.
Estando presos, los ex presidentes se reconciliaron. Yrigoyen intuyó su final y ungió al ex embajador en Francia como líder del radicalismo. Desde ese puesto peleó hasta el último día de su vida por el retorno de la legalidad que aseguraba la ley Sáenz Peña, luchando contra Uriburu y Justo, que habían reimplantado el fraude electoral.
Desde entonces y por el resto de su vida se dedicó a luchar por el restablecimiento de la democracia, pero sus esfuerzos resultaron infructuosos. Murió el 23 de marzo de 1942.