Por Ariel Avilez (*), especial para NOVA
Tal como nos prometió después de sorprendernos con los nuevos destinos editoriales de El Eternauta, nos comunicamos con Javier Doeyo para que nos cuente desde Barcelona acerca de la inminente publicación de dos clásicos que satisfarán a los paladares más diversos de los fans de la historieta de aventuras argenta setentochentosa: una salía en la Skorpio, otra en la D’artagnan; fin de la grieta comiquera. Y de paso, como al pasar y como de costumbre, nos relata un par de jugosas anécdotas que van desde lo creativo hasta lo judicial en la trastienda del mundillo de las viñetas.
- Tras contarnos las circunstancias por las cuales a partir de 2022 su editorial dejará de publicar El Eternauta, tiró usted como al pasar que estaba por encarar la publicación de dos clásicos: Precinto 56 es el primero. Y si no me equivoco, su editorial publica por primera vez a Ray Collins y a Lito Fernández, dos autores imprescindibles ¿Cómo fue que decidió, por fin, sumarlos a su catálogo?
- La historieta Precinto 56 estuvo siempre en mi radar. Yo era muy fan de esa historieta cuando leía la Skorpio, cuando era pibe; era de lo que más me gustaba. De hecho, ahora cuando estuve trabajando en el libro recordaba perfectamente un cuadrito de un tipo al que le falta un brazo y se está trepando por una soguita... Cuando lo vi, lo recordé enseguida. Me encantaba esa historieta, me encantaban los guiones de Ray Collins, el enfoque de esas historias medio sentimentales dentro de contextos policiales; me encantaba el dibujo, por supuesto. Y la verdad es que siempre la tuve en el radar.
Lo que pasa es que, bueno, teníamos el juicio con Ediciones Récord que duró más de diez años, así que medio que la teníamos prohibida. Pero apenas solucionamos eso, lo primero que hicimos después de reflotar el proyecto de Nadie —que quedó suspendido allá por 2009— y de constatar que el plan original con Trillo ya no se podía realizar, fue pensar en publicar Precinto, porque siempre tuve ganas de tenerla en el catálogo.
- ¿Se refiere al juicio relacionado con El Eternauta?
- No, no. Ese es otro juicio que nos hizo Récord. Ese fue un juicio por uso indebido de la marca El Eternauta -creo que alguna vez me hiciste un reportaje al respecto- y que ganamos. No me refiero a eso.
Allá por 2003, publicamos Alvar Mayor; fue parte de un proyecto de ediciones más amplio, que incluía El Peregrino de las Estrellas, Nadie, más libros de Alvar Mayor y otros títulos que no voy a mencionar ahora. El plan editorial que armamos con Trillo un mediodía en La Nelly —una parrilla que está en el puerto de Olivos a la que íbamos muy seguido—, bueno, en realidad era un plan que me trajo Trillo que ya lo tenía muy pensado, incluía intervalos de tiempos y un orden de publicaciones determinados que, en principio, se respetó: un Alvar Mayor hoy; a los cinco años, El Peregrino...; a los dos, otro Alvar y así… Luego del Peregrino, yo sugerí publicar Nadie —en lugar del segundo Alvar— para incluir otro dibujante en el plan de edición. Así que arrancamos publicando Alvar Mayor, pasaron los primeros cinco años sin contratiempos, y durante ese tiempo Trillo organizó un poco más el tema de los derechos sobre Alvar en el exterior; se hicieron publicaciones en España, en Italia y creo que en Francia también.
- Alvar Mayor: La Ciudad de Oro de la Patagonia, es una saga independiente y autoconclusiva, pero ¿por qué no arrancó la publicación de la serie desde el principio como se está haciendo ahora?
- Eso lo pautamos en aquel almuerzo en La Nelly. Yo había asumido que tenía que empezar a publicar la historia de Alvar desde el principio, pero Trillo me dijo algo que me pareció bastante razonable: "Mirá, esto puede resultar en que hagamos un libro, eventualmente se arme un quilombo con Récord y, en tal caso, es mejor hacer un libro con una historia que empiece y termine, y no dejar una publicación tan larga incompleta".
Cuando salió El Peregrino de las Estrellas recién ahí vino la demanda judicial de Récord contra los autores, que incluyó a Alvar Mayor y que nos tocó también a nosotros, porque en este tipo de demandas el editor es un participante solidario. Pero esto era lo previsto, yo no me hice problemas porque estaba al tanto de que algo así podía pasar... Así que empezó el juicio y, obviamente, nosotros no podíamos tener ninguna relación con Récord. Pasó en el medio que, desgraciadamente, Carlos falleció y eso complicó las cosas porque el que llevaba adelante todo eso era él. El juicio se empezó a complicar y se extendió en el tiempo, mucho más de lo que estaba previsto que durara.
- ¿Qué hay de cierto acerca de ese supuesto dineral que pagó usted para solucionar ese juicio?
- No, de ninguna manera. No sé de dónde salió eso –bueno, sí, me imagino de dónde salió-, pero la verdad es que no hubo dinero de por medio para solucionar ese juicio. La cuestión es que se había extendido mucho en el tiempo, se hizo muy largo, y por un caso fortuito que no voy a explicar aquí, la demanda se extendió también a Norberto Buscaglia -que era el marido de Cristina Breccia, y por lo tanto, el cuñado de Enrique- y en determinado momento el juicio se iba a trasladar de Capital a Provincia porque allí se estaba tramitando la sucesión de Buscaglia; y ahí a Cristina le dio un ataque porque Buscaglia no tenía nada que ver con El Peregrino de las Estrellas, pero de alguna manera lo habían enganchado...
Y la familia de Trillo estaba muy preocupada porque la cosa iba para largo y cada vez para peor, así que me planteé que esto había que arreglarlo de alguna manera. Lo pensé mucho, hasta que se me ocurrió cómo resolverlo, lo consulté con mi abogada primero, luego con la de Trillo, y como ambas estuvieron de acuerdo, entonces llamé a Récord.
Yo estaba en Costa Rica, recuerdo, cuando me dieron el ok, y desde allí llamé a (Alejandro) Scutti, hablé con él y nos encontramos a mi regreso. Él tenía buena predisposición, también quería sacarse el problema de encima... Es cierto que nosotros hicimos un desistimiento importante, pero había que solucionar el asunto, aquello ya era un despelote. Era lo mejor. Yo siento que a Trillo le debo muchísimo, personal y profesionalmente, de manera que entendí que había que terminar ese asunto, principalmente por el bien de su familia, y de la de Cristina Breccia también, claro.
- ¿Se puede decir entonces que las actuales publicaciones como Alvar Mayor, Moby Dick o Nadie, incluso algunas futuras, son posibles gracias a su intervención?
- Sí, así es.
- Y entonces, ¿qué lo hizo desistir de publicar Alvar Mayor, que fue el clásico con el que emprendió aquel plan editorial con Trillo? ¿O ya no le interesa esa historieta?
- ¡Pero cómo no me va a interesar! Claro que sí… Pero parece que nuestro tiempo de publicar esa historieta ya pasó. En este negocio estas cosas pasan… Igual, veamos las cosas en positivo. Por suerte, el haber resuelto ese asunto posibilitó que cuando salió la edición de Casterman de Precinto 56, dibujada por (José) Muñoz, volviera a pensar en esa historieta, en la etapa que más me gustó siempre, de la que fui muy fan, la etapa de Lito Fernández. Y nada, me propuse publicarla. Además, cabe aclararlo, a mí en lo personal, Enrique Breccia me interesa especialmente.
- El Moby Dick adaptado por Leopoldo Durañona, Guillermo Saccomanno y Enrique Breccia que usted editó recientemente también fue originalmente publicado por Récord, ¿verdad?
- Sí. Me encantaba esa historieta. Además, Moby Dick es el libro preferido de mi “hermano” Marcelo. Nosotros, que además compramos stocks de editoriales que cierran -saldos, bah-, compramos hace muchos años por kilo, en un galpón en el que estaba todo tirado como si fuera basura, el saldo de una edición de Moby Dick que había hecho, no me acuerdo quién. La edición era malísima, y yo la compré sólo para destruirla, porque tenía toda la intención de publicar esa obra, pero como corresponde. Luego se armó todo ese lío del juicio y la posibilidad de hacerlo se alejó considerablemente.
Fue entonces que a alguien de la editorial se le ocurrió la idea de venderlos, así que les sacamos las tapitas originales todas rotas que tenía, les pusimos unas nuevas y neutras, y los vendimos dentro de nuestro fondo de material de editoriales cerradas, así como hicimos con títulos de Domus, de Thalos o de Ojo de Pez en su momento. Y los vendimos todos, que eran como mil ejemplares. Así que cuando se arregló este lío, le dije a Enrique (Breccia) que volvía con la idea aquella de publicar Moby Dick y estuvo de acuerdo. Hablé con los demás autores y le dimos para adelante. Quedó mucho mejor… Bueno, así me han dicho. Y tenemos muchas otras cosas en mente para publicar...
- ¿Eso incluye más libros de Precinto 56?
- Eso no depende de nosotros: hay que ver la respuesta del público. Que me guste a mí la historieta no quiere decir nada. Hemos publicado muchas historietas que me gustan a mí y que (risas) no coincidían con el gusto del público. De manera que no te lo puedo asegurar. Si tiene ventas razonables, sí, claro; hay un montón de capítulos, es una historieta larguísima. Pero son historias unitarias, no hay una continuidad... Algo que me parece destacable es que en los setenta Récord había sacado un libro de Precinto 56, pero que arranca en el capítulo siete. Nadie me supo explicar por qué no arranca desde el primer capítulo. Así que es lo más lógico publicar esos primeros seis, uno de los cuales, por un error de la editorial, fue dibujado por (Cacho) Mandrafina: eso está contado en el libro, es algo muy piola.
Pero bueno, si pasa la prueba de la venta mínima, seguirá, y si no, nada, quedará en la biblioteca. La colección Lo Mejor de..., para mí, a nivel trabajo editorial, es interesantísima, porque vamos encontrando cositas perdidas, olvidadas. Tenemos muchos títulos en mente para esa colección, pero el problema es que es mucho trabajo y por ahí no es tan redituable. En realidad, salvo pocas excepciones, la historieta argentina no es redituable...
- Qué raro esto que dice. En la actualidad hay montones de pequeñas editoriales independientes que publican autores locales nuevos y clásicos...
- Cuando yo te hablo de que no es rentable la historieta -vos lo sabés porque conocés a varios- me refiero a que todos los editores de historietas nacionales tienen otros trabajos. Ninguno vive de publicar historieta nacional. (Marcelo) Pulido de Historieteca es gerente de una librería, Marcos Vergara y Ale Farías tienen otros trabajos además de Loco Rabia, todos los de Hotel de las Ideas tienen otros trabajos, (Tomás) Coggiola de Comic.ar es y trabaja de diseñador gráfico; nosotros, además de la editorial, nos dedicamos a la importación de libros de España, compramos saldos, somos libreros en ferias un par de meses al año... Ninguno puede vivir exclusivamente de la edición de historieta nacional. No les pasa lo mismo a los editores de manga o de superhéroes.
En la historieta nacional, las ventas iniciales son muy pequeñas, las reediciones son muchas veces imposibles de solventar, la relación con los distribuidores fue siempre muy complicada… No, no es redituable para nada.
- Gilgamesh el Inmortal es el otro clásico a publicar que nos mencionó. Doedytores ya tiene libros dedicados al personaje, pero ahora habló de una "Biblioteca Gilgamesh". ¿Nos anticipa de qué se trata?
- De Gilgamesh ya publicamos cuatro libros: los primeros tres contienen toda la etapa de Lucho Olivera con el inicio del personaje más todo lo que escribió (Sergio) Mulko. Existe una etapa escrita por Robin Wood y hay otra escrita por (Ricardo) Ferrari, y finalmente una muy breve, inconclusa, que es la guionada por Alfredo Grassi, y que está en el cuarto libro que publicamos. Ahora nosotros firmamos un contrato para publicar la etapa escrita por Ferrari, siempre con dibujos de Lucho, claro. Y es algo muy interesante, pero también muy largo, por eso la idea es que tenga su propia biblioteca, porque serían varios libros. No sé si se va a llamar Biblioteca Gilgamesh, o Colección Gilgamesh, eso todavía no está ni siquiera definido... Pero la idea es esa. Gilgamesh, después de haber publicado cuatro libros, sabemos que tiene las ventas mínimas necesarias como para publicarlo. De todos modos, un “especialista” (risas) dividió esta etapa en partes a modo de sagas o arcos narrativos, para que cada libro funcione individualmente. El primero que estamos haciendo tiene como ciento ochenta páginas, son un montón...
El gran problema de esta historieta es que es muy complicada de producir porque hay que conseguir las revistas ya que no hay ningún tipo de material original, y las revistas están impresas como el ojete en su gran mayoría. Hay que escanear y quitarles el color que está aplicado horriblemente y está todo fuera de registro, están muchísimas páginas retintadas... Hay capítulos que son impublicables, hay que retocarlos, laburarlos un montón. Hay que letrear toda la historieta, y todos los episodios tienen unos choclos de texto bien columberos.
Lleva mucho trabajo en relación a la venta de este tipo de libros; la historieta argentina es algo de venta muy pequeña y a veces no se justifica. No compensa toda la inversión de tiempo y dinero con la venta que tiene. Pero en el caso de Gilgamesh, bueno, tiene ventas mínimas sostenidas en el tiempo, es un personaje extraordinario que prestigia nuestro catálogo y del que yo soy muy fan. Así que tiene un estándar muy especial dentro de la editorial, por lo cual vamos a hacer un esfuerzo y trabajaremos para publicar toda esta etapa de Ferrari, que nos parece extraordinaria.
- Imagino que además de Precinto y Gilgamesh está craneando algunos títulos más ¿Cuáles son los próximos?
- De la lista que había armado con Trillo en su momento hay otro título que sería el próximo a publicar, pero como todavía no tengo el contrato, mejor no darle ideas a nadie. También vamos a publicar algo de Juan Giménez. Tanto Ana —mi esposa— como yo éramos amigos de él y de su esposa Silvia, con quien tenemos una relación muy cercana acá en Sitges. Con Juan, hace mil años, habíamos planeado hacer WAR III, inclusive con la primera parte del capítulo que no pasó de los bocetos —en realidad sólo se entintó una página—, pero que publicaremos con sus textos porque el guion Juan lo tenía guardado.
Y, además, otro capítulo inédito en Argentina, es una gran obra de (Ricardo) Barreiro y Giménez. Pero en ese entonces yo arranqué con El Eternauta y teníamos mucho laburo y me fui colgando y lo fuimos postergando. Y finalmente, años después, publicamos Ciudad. Pero ahora que estamos ayudando a Silvia con un par de cositas de contenidos de libros que tenía dispersos, retomamos la idea de aquella publicación que íbamos a hacer en su momento con Juan, y lo estamos trabajando. Cuando esté más maduro el proyecto te llamo y te cuento.
(*) Redactor especializado en cómics.