En una nueva cena política, Alberto Fernández convocó a sus amigues a comer la clásica polenta de todos los fines de semana en la Quinta de Olivos, con vistas a las nuevas elecciones legislativas 2021.
Dejando de lado la pandemia que tanto afectó al mundo y a los argentinos que ni siquiera pudieron despedir a sus seres queridos ni trabajar en sus comercios diariamente, el presidente se reunió con varias personas a compartir un momento de jolgorio y algarabía.
Lo llamativo de todo, no fue la presencia de las damas, sino la ausencia de la carne en la mesa, porque con los precios que están por las nubes, se complicó ir por la tira de asado como en otras épocas gloriosas.
Cuando parecía que los invitados estaban completos, el moño lo puso el “Gato” Mauricio Macri, quien llevó toda la alegría con la música de Gilda. Allí se armó el descontrol y la fiesta duró hasta altas horas de la noche. "La culpa no fue mía", dijo Alberto.
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