Editorial
Ya lo decía Perón

Alberto, del ridículo no se vuelve

Las desafortunadas declaraciones de Alberto Fernández sobre el origen de los argentinos trajeron malestar continental. (Dibujo: NOVA)

Papelón: actuación deslucida o ridícula de alguien. Y de eso Alberto Fernández sabe… sí que sabe. En apenas 48 horas, sus desafortunadas declaraciones sobre el origen de los argentinos trajeron malestar continental y debió salir a retractarse.

Todo comenzó durante una conferencia internacional junto a su par español, Pedro Sánchez. "Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos, y eran barcos que venían de Europa, y así construimos nuestra sociedad", señaló.

Para colmo, la fallida frase que el Presidente le atribuyó al escritor mexicano nunca fue dicha de esa manera y mucho menos escrita. Quien sí escribió sobre el asunto fue Carlos Fuentes, quien afirmó haberle escuchado decir a Paz, como una humorada, que "los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos".

El repudio no tardó en llegarle y hasta fue acusado de "racismo" por el pueblo brasilero. El ex presidente de México, Felipe Calderón, dijo que la frase era más propia del comediante Cantinflas que de Paz.

En un intento por disculparse, Fernández quedó otra vez en ridículo. Contó entonces que se había basado en una canción de su admirado Litto Nebbia. Es decir, confundió a un premio Nobel con un rockero. ¡Qué decadente el nivel intelectual de la máxima autoridad argentina!

Lo cierto es que esta no es la primera frase que pronuncia y que genera gran polémica en todo el mundo. Poco después de asumir como Presidente, aseguró: "Cuatro años escuchamos decir que nosotros no volvíamos más, pero esta noche volvimos y vamos a ser mujeres". Sin embargo, segundos después se corrigió y aclaró que quería decir "mejores”. Luego, en un discurso sobre la violencia de género, evocó aquel fallido: "Volvimos nosotros para ser mujeres".

También se equivocó a la hora de hablar de la creación del guardapolvo y recordar a Domingo Faustino Sarmiento: "Sarmiento tuvo una idea maravillosa, que todos los chicos vayan al colegio con un guardapolvo blanco, para que toda diferencia social quede oculta bajo el delantal blanco para que todos sean tratados del mismo modo". Pero no fue Sarmiento sino Matilde Filgueiras la encargada de implementar su uso en 1915.

Agrandado y con aires de suficiencia, Fernández cultiva la arrogancia y despierta un malestar cada vez más profundo dentro de las huestes kirchneristas. “Del ridículo no se vuelve”, solía decir el general Juan Domingo Perón. Y cuánta razón tenía.

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