
La periodista Paula Bistagnino lleva más de 10 años investigando al Opus Dei en la Argentina. Rodeada por el misterio y la protección de grupos poderosos de nuestra sociedad, el Opus Dei argentino maneja 17 asociaciones civiles de gran influencia en los ámbitos religioso, cultural, educativo y político. Su emprendimiento más monumental es la Universidad Austral, orientada a la formación de las clases más acomodadas de nuestro país, que depende de la Asociación Civil de Estudios Superiores (ACES), cuya sede principal se ubica en su campus de Pilar, en un predio donado por Gregorio Pérez Companc, uno de sus más conspicuos miembros.
Bistagnino dio a conocer una gravísima denuncia sobre la situación de 43 mujeres que fueron esclavizadas por el Opus Dei.
AHORA | ¿Cómo opera el #OpusDei en Argentina? de eso charlamos con @PaulaBistagnino, en #TodaslasTormentasJuntas con @TheChiacch
— Cítrica Radio (@citricaradio) May 28, 2021
📺https://t.co/ZXkm9UbBx7
📻https://t.co/CPurxr6wDk pic.twitter.com/70s25Nrncr
"En las décadas de los 70, 80, 90 –y hoy me permito la duda de hasta qué punto no–, eran captadas entre los 14 y 15 años, y les decían que no les dijeran nada a sus familias. El hecho de que 43 mujeres públicamente den a conocer su denuncia contra el Opus Dei revela mucho de lo que hasta ahora no conocíamos",
Su relato es impactante. Se trata de mujeres de clase baja que denuncian haber sido reclutadas bajo engaños por la organización católica para convertirlas en sirvientas de por vida. No percibían salario alguno y se les impedía formar sus propias familias, ya que debían servir a miembros laicos del Opus Dei con formación profesional. En las instalaciones de la institución vivían separadas por género y debían renunciar a todo. Primero que nada, a su libertad.
Las mujeres eran reclutadas por el Opus Dei en su adolescencia. Tenían en común su origen humilde, y se obligaba a vivir enclaustradas, aisladas de todos sus contactos, con una excepción: se les permitía actuar con el exterior para reclutar a nuevas víctimas. Se les obligaba a aceptar que su nueva familia era la institución católica. Los mecanismos utilizados –asegura Bistagnino- eran “típicas técnicas de persuasión coercitivas que describen lo que se llama coloquialmente sectas”.
Las 43 mujeres argentinas que formularon la denuncia trabajaron durante años sin goce de sueldo para la institución católica Opus Dei, “luego de haber sido manipuladas con promesas de educación y trabajo, sin saber que les iban a cortar sus vínculos con el mundo e instruir para ser sirvientas de élite, de por vida y en nombre de Dios”.-continúa la periodista investigadora.
Las denunciantes eran incorporadas en el rango más bajo de la estructura del Opus Dei, como “numerarias auxiliares”, que está compuesto exclusivamente por mujeres. Se las internaba como pupilas en una Escuela de la localidad de Bella Vista (Buenos Aires). Hasta 2017, la casa de formación funcionó en un predio llamado La Chacra, “donde recibían educación religiosa y eran instruidas con el objeto de ser sirvientas para los otros integrantes más poderosos de la institución”.
Estas mujeres tienen hoy entre 40 y 60 años, y fueron “esclavizadas” por el Opus Dei entre los años 1980 y 2000. Trabajaban “desde el alba hasta entrada la noche, sin percibir sueldos, por lo que el término empleada doméstica no aplica, o eran obligadas a donar su mínima remuneración a la misma institución. En cualquier caso, su esfuerzo era ofrenda.”-informa Bistagnino.
“La Prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei es una organización vinculada a la Iglesia católica apostólica romana, con calidad de prelatura autónoma, lo que quiere decir que no depende de las diócesis locales de los casi 70 países en los que se encuentra sino que sus autoridades responden directo al Vaticano. Fue creada en 1928 por el sacerdote español Josemaría Escrivá de Balaguer, quien fue canonizado como santo en 2002 por el entonces Papa Juan Pablo II”.
La causa común de estas mujeres comenzó a organizarse en 2003, pero tardaron 18 años en conseguir que algún despacho jurídico aceptara llevar su causa. La complicidad, el temor y las amenazas constantes componían una espiral de silencio casi perfecta, que recién fue taladrada en febrero de 2021 cuando un abogado aceptó representarlas en conjunto para tratar de obtener un reconocimiento por “sus años de labor no remunerado, que no dudan en llamar esclavitud”.
Denuncias similares se han registrado en Francia y España, lo que demuestra que la “esclavización” de mujeres humildes es una práctica habitual del Opus Dei. En el caso francés, una mujer acusó en 2001 a la Prelatura por haberla sometido a 'trabajo disimulado y retribución contraria a la dignidad' y en 2011 seis ex “numerarias auxiliares” españolas hicieron lo mismo. En ninguno de los casos hubo juicio, ya que la institución silenció las denuncias con acuerdos en instancias de mediación.
La basura se barre debajo de la alfombra.