Editorial
Ineficacia que agranda las llamas

Prendido fuego

El incendio provocado por Alberto Fernández no solo no se extingue, sino que se expande. (Dibujo: NOVA)

Los incidentes registrados este fin de semana en Lago Puelo, cuando la comitiva presidencial fue atacada con furia por un grupo de manifestantes, constituyen apenas una muestra del estado en el que se encuentra la ciudadanía frente a la inoperancia y la constante asfixia a la que es sometida por los gobernantes, en un contexto de creciente desapobación de la gestión.

Si bien es cierto que los incendios forestales que afectan a varias zonas de la Patagonia, cuyo origen se está investigando -con foco en la hipótesis de la intencionalidad-, se agravan por el accionar de la naturaleza, se conforman en otra vía de escape para que la disconformidad social se exprese con fuerza.

La cuestión que es que, una vez más, a Alberto Fernández le salió el tiro por la culata: emprendió viaje al sur argentino a los fines de demostrar apoyo logístico y garantizar asistencia financiera en Lago Puelo, El Hoyo, Cholila, El Maitén y Epuyén, y fue recibido con piedrazos e insultos.

Por su parte, atento a la tirante relación pueblo-Gobierno el ex presidente Mauricio Macri aprovechó el mal trago del frente unido y salió en defensa del mandatario nacional. Un guiño que admite una lectura menos relacionada con la “generosidad” política que con marcar presencia en momentos clave de debilidad del Gobierno, de cara a las próximas elecciones: “La violencia nunca es el camino. Repudio lo sucedido hoy en Chubut durante la visita del presidente. Cualquier diferencia tiene que ser resuelta por la vía del diálogo”, escribió en su cuenta de Twitter.

La protesta del sur se convirtió en un nuevo grano de pus para el presidente, quien viene de cachetazo en cachetazo tras el escándalo del Vacunatorio VIP que lo obligó a soltarle la mano a Ginés González García, a lo que se sumó la reciente renuncia de la (ex) ministra de Justicia, Marcela Losardo, una de las figuras de mayor confianza dentro de su gabinete. Y aunque pasan los días, la demora en la nueva designación genera especulaciones sobre las dudas de AF sobre el candidato ideal para su reemplazo. Más aún teniendo en cuenta que el (ex) titular de la cartera de Salud fue reemplazado de inmediato por Carla Vizzotti. En este caso, la decisión se está convirtiendo en un hueso duro de roer, muy probablemente por los requisitos que le exige la vicepresidenta.

Ni lerda ni perezosa, la presidente del PRO, Patricia Bullrich, hace leña del árbol caído, y arma una fogata: “En su campaña dijo que iba a unir a los argentinos, que iba a terminar con la grieta, e hizo todo lo contrario. La distancia entre su discurso para ganar una elección y su acción han generado en la Argentina una enorme frustración que está llevando de nuevo el país a una crisis como nunca hemos visto: cierre de negocios, destrucción del trabajo. Eligió el camino del país de la pobreza y no el camino del país del progreso”, dijo en referencia al jefe de Estado durante una entrevista.

A pesar de la caída en picada del Gobierno, que no deja de hacer agua en materia económica, educativa y sanitaria, entre otras, el capitán del barco (¿o acaso la capitana?) no reacciona, y hunde a un país entero en su propio lodo.

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