Humor
No sabemos si reír o llorar

Míster Whisky and Soda y la soledad del poder

Míster Whisky and Soda, fiel reflejo de la decadencia argentina. (Dibujo: NOVA)

Mientras irrumpía en la Mansión Rosada, el inefable ministro de Sustancias Prohibidas, Pedro Gadicto profería todo tipo de insultos y blasfemias por doquier, al tiempo que Míster Whisky and Soda se tapaba los oídos en señal inequívoca de fastidio.

-¡Ninguna vacuna funciona, Míster President, usted se inyectó la Sputnik V y le agarró el porongavirus. El otro veterano periodista se inoculó y terminó en la Quinta del Ñato horas después. Ni hablemos del Tete Alfonsín, chofer del despreciable batracio Mario Casalongue, que luego de vacunarse estuvo dos semanas encerrado con 38 grados de fiebre!

-¡Andate a la puta que te parió y déjame tomar mi aperitivo tranquilo!- Dijo Míster con un tono desganado muy parecido al que utilizaba Fernando de la Rúa, al tiempo que le pidió a un mozo que pasaba por el lugar, una picada que incluya trozos de salame de Milán, mortadela, papas fritas y una botellita de gancia para matar las penas.

Abrumado por los miedos y las dudas, Pedro Gadicto miró a su jefe con un dejo de desesperación, y salió rajando como rata por tirante. “A este tipo no le calienta  nada”, pensó para sus adentros. Solo le importa emborracharse y chatear hasta altas horas de la madrugada con gatitos VIP, mientras el país se va a la deriva”.

“Cuanto más contagios hay, más gente se enferma”, dijo el gobernador  Axel Strogoff en la tele, mientras Míster Whisky and Soda se sacaba despreocupadamente un pedazo de tierra debajo de la uña con un escarbadiente, y preguntaba por Dylan. El perro, no el cantante.

Mientras la gente entra de nuevo en cuarentena, nuestro Míster persigue una cuarentona. O veinteañera, da igual. Todo bicho que camina va a parar al asador. Todo sea para matar el aburrimiento, en un mundo donde todo pasa, como dice la canción de Los Piojos.

To be continued

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