Fue un rumor a mediados de la semana pasada, pero este domingo el presidente Alberto Fernández lo confirmó: su Gobierno analiza imponer un límite a las exportaciones o establecer una suba de retenciones para controlar la inflación en el precio de los alimentos.
El anunció careció de sutilezas y despertó -una vez más- la bronca de los sectores agropecuarios. “Si el campo no entiende, voy a subir las retenciones y establecer cupos a la exportación”, amenazó en una entrevista.
El mandatario sostuvo que la suba de precios se trata de una maniobra de los productores de alimentos, que cobran a precios internacionales, y puso como ejemplo las exportaciones de carne argentina a China.
“El productor de carne tiene la posibilidad de vendérsela al carnicero o vendérsela a China a un precio enorme. Yo necesito que ellos exporten porque necesito dólares que entren. Pero lo que no pueden es trasladar a los argentinos los precios internacionales porque no producen en precios internacionales. Ellos no producen en dólares", advirtió.
Así, abrió otro frente de conflicto con el campo al omitir lo que ocurre en la producción donde, según la actividad, hay costos dolarizados en mayor o menor proporción. La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) indicó que en promedio a nivel país el 54 por ciento de los costos de hacer una hectárea de soja están dolarizados; mientras que el 59 por ciento de los costos del cultivo de maíz se encuentran dolarizados.
“Cuando estoy hablando de estas cosas no estoy contra el campo, estoy a favor de la mesa de los argentinos. Les estoy diciendo públicamente que no puedo dejar que esto siga pasando, porque el riesgo es que con la pandemia todos estos productos van a seguir creciendo en su precio y no estamos dispuestos a tolerarlo”, volvió a advertir Fernández.
En este contexto, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) reunirá el próximo martes a su Mesa Ejecutiva para decidir los pasos gremiales a seguir. Es que desde el sector aseguraron que, una vez más, ante una situación de crisis, aparecen y se imponen las "fuerzas de baja lucidez frente a las fuerzas creativas".
"Volvemos empecinadamente a caminar por el mismo sendero de errores que concluyeron en una de las más improductivas luchas que tuvo nuestro país. Se vuelve a colocar a los productores agropecuarios como los enemigos necesarios para una lucha que revitalice una épica electoral anacrónica y perimida", expresaron en un comunicado.
Pareciera que en este año electoral el Gobierno se empeña en encontrar un nuevo enemigo en busca de épica y financiamiento extra. El mundo avanza y la Argentina sigue empantanada en la misma discusión de hace 13 años atrás. ¿Los miles de productores pueden determinar el precio que paga el consumidor cuando ni siquiera pueden incidir en el propio precio al que venden su producción?
El Gobierno le pone el yugo al campo, amenazando, en una simplificación, con más retenciones y cupos para exportar. Va a ser difícil salir de esta treta cuando es el propio Ejecutivo el que cierra el diálogo y está negado a escuchar las voces disidentes.