Según la Biblia el hombre no está condenado a la crisis ni ésta constituye para él un estado permanente. Toda crisis, decimos nosotros, es una oportunidad para cambiar.

Ante la pandemia, el mundo demostró ser vulnerable y puso a la globalización en jaque mate.

El gobierno universal, controlado por pocos que enriquece a una minoría y explota a una mayoría, vive su más profunda crisis desde la depresión del 30, la crisis económica.

Ellos, los salvajes capitalistas que creen que todo se compra con dinero, ven como se destruye el mundo económico que armaron.

Crisis es una situación grave y decisiva que pone en peligro un proceso. Y eso es lo que le ocurre a la angurria y a la usura mundial.

Pero no hay que perder de vista que algunos sectores de los ricos en plena pandemia se han hecho todavía más ricos. Y en esto marchan en punta los laboratorios farmacéuticos y el control de la salud ante la pandemia.

Yanquis, rusos, chinos, ingleses y otros luchan por el control de la vacuna y tienen operadores en la prensa mundial y también en los médicos. Estamos ante una guerra geopolítica por el control de la vida humana.

Naciones Unidas estableció que después de la pandemia vendrá una hambruna que hará estragos. Y aquí queremos detenernos.

El país productor de alimentos puede jugar un rol significativo. Algo así como el desarrollo soberano del peronismo post segunda guerra mundial.

Una frase extraída de la memoria de Perón: “Cuando el mundo está en un caos tan espantoso como el caos económico y financiero del mundo actual, no hay sistema que resista. No hay método que sea eficaz. Solamente hay soluciones.”

Las soluciones hoy pasan por otra máxima del General: “…gobernar es crear trabajo.”

Un país rico que tiene un 50% de su pueblo en la pobreza debe reconocer el fracaso de políticos y militares en democracia o en dictadura que administraron el país antes y después de Perón. Las excepciones que cada cual pueda encontrar sólo justifican la regla.

La Constitución liberal de 1853 establecía 5 ministerios. En la presidencia de Julio Argentino Roca se modifica la Constitución para llevarlos a 8.

La Constitución de 1949 establecía que por ley separada se reglamentara la cantidad de ministerios y secretarias.

Con la “fusiladora” se crearon 18 ministerios. En el 58, Frondizi volvió a los 8 de la Constitución del 53.

En el 73 la dictadura de Lanusse tenía 8 ministerios. Y así fue hasta el golpe de estado del 76. Videla estableció 9.

Con el Pacto de Olivos de Alfonsín y Menem la Constitución del 94 volvió a dejar en libertad de acción la cantidad de ministerios, secretarias y subsecretarias.

En la crisis del 2001 Rodríguez Saa duró una semana y tuvo 3 ministros, la menor cantidad en la historia.

Duhalde y Kirchner gobernaron con 10, Cristina con 11, Macri con 21 que después redujo a 10, y Fernández con 20 ministros y un jefe de gabinete, 84 secretarias y 169 subsecretarías.

Cuando decimos “gobernar es crear trabajo” hablamos de trabajo para el pueblo y no para la burocracia política.

Y aquí vale nuevamente la frase de Perón: “Los precios suben por ascensor y los sueldos por la escalera”.

“La Argentina es un país riquísimo que hasta ahora ha sido saqueado por propios y extraños.”

Pero quizás la otra frase que muestra la impotencia que tenemos en el presente es cuando define: “No hay nada más elástico que la economía a la que todos temen tanto porque nadie entiende.”

En estos tiempos de crisis mundial recurrir a Perón debería ser parte de la biblioteca de cualquier dirigente y así poder entender su afirmación “Sin independencia económica no hay posibilidad de justicia social”. Y este mensaje preparado casi por Perón para el Frente de Todos:

“Dividimos al país en dos categorías, una, la de los hombres que trabajan. Y la otra, la que vive de los hombres que trabajan. Ante esta situación nos hemos colocado abiertamente del lado de los que trabajan.”

En esta crisis mundial el gobierno se debe poner seriamente a buscar pleno empleo y desarrollo en el campo alimentario porque junto al litio (el país tiene la segunda reserva mundial) que se usa desde los vuelos espaciales hasta en las baterías, el agua potable que tenemos en una de las reservas más grandes del mundo, y la explotación agro industrial intensa organizada y planificada por el Estado nacional.

Sí, se puede hacer. Solo es cuestión de que lean a Perón. Porque tienen que saber los funcionarios del Frente de Todos “que la organización vence al tiempo”.

Y el mensaje para evitar confusiones es “No se debe ser fuerte en todas partes para vencer políticamente, es suficiente ser más fuertes en el momento y en el lugar donde se produce la decisión”.

Este mensaje está dirigido al actual presidente de la Nación: “El que quiera conducir con éxito tiene que exponerse; el que quiera éxitos mediocres, que no se exponga nunca; y si no quiere cometer ningún error, lo mejor es que nunca haga nada.”

Porque el presidente Fernández y sus ministros deben saber que “El éxito no les sale al paso por suerte ni por casualidad. Esto se consigue, se prepara, se ejercita, y después recién se realiza.”

Porque como dice el General: “Jamás en la conducción política hay que obligar a nadie, hay persuadir a todo el que se pueda.” Pero también sabemos que “gobernar es fácil, lo difícil es conducir.”

Alberto Fernández Pérez tiene tres años por delante, una herencia macrista desastrosa, una inacción por la pandemia, pero la vida continúa. Y cualquiera puede conducir en el orden. Lo importante es conducir en el desorden, en este caso, la crisis.

El pueblo espera menos burocracia política, más ejecutividad en el gobierno, y no olvidar las promesas electorales.

Anímense. Lean a Perón.

La seguimos el lunes a las 6, por AM 650 Radio Belgrano.