A tono con la corriente de resurrección liberal en los tiempos que corren, cuestiona el intervencionismo estatal, la filosofía del empleado público y a los núcleos de militancia universitaria que son funcionales al sistema que los cobija y persuade en una suerte de alienación generacional.

“Cada uno es lo que hace con su vida”, afirma al referirse a sus raíces patagónicas y asumir que sólo añora los bellos paisajes de una de las regiones turísticas más emblemáticas del país: la tierra que lo vio nacer.

Amante de la historia y contestatario, recuerda que su primer libro fue un Billiken de tapa dura sobre la historia de Grecia. “Siempre las letras me llamaron mucho la atención”.

No tiene empacho en hablar de su familia y su pasado. Afirma que no se victimiza a pesar de no haber tenido una infancia feliz. Con la misma convicción, recuerda con nostalgia a su padre y a su abuela, y afirma que su madre no fue una buena persona. “La familia y la escuela son dos instituciones”, enfatiza.

Recuerda que en el 2008, cuando cursaba el primer año del secundario, se alineó con una parte de la sociedad que cuestionaba al ultrakirchnerismo –en clara referencia al sector agropecuario en su lucha contra las retenciones-, al que califica como “un grupito de locos que gasta deliberadamente”. Tenía 13 años y en ese difícil contexto socio-político dio una entrevista periodística que lo metió de lleno en el sistema de medios, camino que no abandonó.

“Viví dos semanas en una plaza cuando no tenía conocimiento del mundo real”, describe el momento en el que se independizó de su familia para buscar un rumbo signado por la búsqueda de autonomía e independencia, valores que comenzó a solventar incursionando en el mundo web. Tuvo temporadas de éxito radial en la costa atlántica y fue columnista en Infobae, entre otros medios.

“Yo nunca consideré al periodismo una vocación ni un fin en sí mismo”, dice después de asumir que no tiene vocación periodística, y que el diseño de páginas web lo ayudó a cimentar un camino afín a su conformación ideológica.

En su extenso anecdotario subraya que cuando trabajaba como colaborador en “Libertad digital”, a los 17 años, incomodó con preguntas a Mario Vargas Llosa, una de las figuras más resonantes de la literatura contemporánea latinoamericana, lo que le valió el enojo de literato peruano más reconocido. “Nunca me caractericé por ser funcional al sistema”, refuerza.

Afirma que en el liberalismo argentino todo funciona de manera endogámica, como en la nobleza, el sionismo o el Opus Dei, pero de manera “más berreta”. “El liberalismo es se predica con el ejemplo y es la filosofía más subversiva de la historia”.

Otra anécdota de su peregrinaje lo pinta de cuerpo entero. Fue la cabeza de lanza de la toma de la municipalidad de Bariloche, una medida simbólica que duró varios meses y bregaba por la liberalización del sistema municipal de transporte, para acabar con el monopolio en ese rubro.

Era un contexto de agonía del Partido Liberal Libertario, en el que la fundación Naumman impulsó la candidatura a intendenta de Buenos Aires de la actual titular del PRO, Patricia Bullrich, iniciativa que rechazó junto a otros compañeros de ruta.

Recuerda, entre reflexiones y defensas a ultranzas de los extranjeros que realizan faenas que los propios nativos rechazan, su experiencia como residente del Paraguay, donde a los 19 años llegó a trabajar y vivir con una mujer y su pequeño hijo, experiencias que lo marcaron."Aprendí muchísimo de Paraguay; paraguayos, los llevo en mi corazón".

Entre otra de sus frases de resonancia simbólica y que lo posicionan como un exponente del liberalismo por venir, afirma trabajar “para formar una nueva generación de liberales decentes que luchen por los principios más nobles y valgan la pena”, un legado que quizá los adeptos a esa corriente recojan para darle la razón a su usina de pensamientos original, crítica y contestataria.