El Gobierno nacional lanzó una nueva comitiva hacia Washington con el objetivo de lograr un entendimiento técnico con el Fondo Monetario Internacional, de cara a los vencimientos que deberán ser abonados el próximo año.
En este sentido, la incertidumbre económica va en ascenso en diciembre y recuerda a aquel fatídico 2001, como ocurrió esta semana justo cerca de cumplirse 20 años de aquella crisis, cuando se rumoreó que podría haber un corralito de los ahorros en dólares, debido a la escasez de moneda extranjera, algo que luego fue desmentido por el Banco Central.
Sin embargo, eso no quita que las restricciones al uso de la moneda extranjera vayan haciéndose más fuertes, por ejemplo, como ya ocurrió con la polémica decisión de que no se financiarán pasajes y alojamientos en el exterior en cuotas, justamente para cuidar las reservas del BCRA.
Al mismo tiempo, la situación apremiante del pago de la deuda, enciende la mecha de una nueva posible devaluación, cuando el dólar ya se vende por arriba de los 200 pesos, de forma paralela, y su cotización oficial es de 106 pesos. El endurecimiento del cepo cambiario también podría ser una alternativa…
En todo este contexto caótico desde lo económico, Argentina llega nuevamente a un fin de año agitado y atravesado por una deuda con el FMI. Parece un bucle temporal al que está sometido el país desde hace décadas.
Pero desde el seno del gobierno nacional buscan desligarse, motivo por el cual Alberto Fernández le suplicó al FMI “que antes de que cerremos un nuevo acuerdo, haga su evaluación de lo que fue el fallido programa Stand-By por el que se desembolsaron 44 mil millones de dólares que se mal-utilizaron en pagar deuda insostenible y en financiar salida de capitales. Eso nos va a ayudar a terminar de entendernos. Es un paso necesario en este camino”, dijo ante la UIA.
Por lo que el Fondo Monetario Internacional ahora prepara un informe Ex-Post que será publicado el 20 de diciembre revisando la deuda contraída por el gobierno de Mauricio Macri, sabiendo con certezas para qué se utilizaron esos 44 mil millones de dólares.
Mientras tanto, en el marco de la situación económica y la incertidumbre cambiaria, otros problemas surgen en relación a la inflación y si a ese combo se le suma una nueva devaluación, el salario mínimo (que ya es muy mínimo) pasará a ser ínfimo.
Es que todo este panorama aleja cada vez más al pueblo del acceso a las necesidades primarias, por ejemplo, como la Canasta Básica, que dicho sea de paso se mide sobre alimentos y servicios, pero no contempla alquileres, por lo que el Indec solamente mide la línea de la pobreza e indigencia sobre familias propietarias. Una verdadera trampa, para colmo, en medio de la rediscusión de la Ley de Alquileres que hace que el fin de mes apriete cada vez más el zapato.
Por último, todo esto suena muy distante a lo que el jefe de Gabinete, Juan Manzur, vaticinó que ocurrirá, es decir que anhela llegar a un acuerdo con el FMI sin que el pueblo pague los platos rotos, algo que suena utópico e irreal, y que fue lo que principalmente se castigó en las urnas, durante las elecciones legislativas 2021, al Gobierno nacional.