Cuando toda la oposición a Perón se unió para ir en contra del aguinaldo y el aumento de sueldos

El 27 de diciembre de 1945 la Unión Democrática, con el apoyo de la Unión Industrial Argentina y la Sociedad Rural, junto a la UCR, el Partido Socialista y el Partido Comunista, atacaron el decreto sobre aguinaldo y aumento de sueldos de Perón, a la que entendieron como una "cruda demagogia electoral", una disposición destinada a "someter y domesticar los sindicatos libres".
En la etapa iniciada con la revolución del 4 de junio de 1943 y el fin de la "Década Infame" se produjeron importantes cambios en la situación política y social de la Argentina.
Durante la presidencia del general Edelmiro Farell se fue consolidando dentro del Gobierno un sector nacionalista y popular del Ejército, liderado por el coronel Juan Domingo Perón.
Este sector planteaba la necesidad de un desarrollo industrial independiente y la plena incorporación de los trabajadores en el sistema político.
Así, el Estado aumentó el sueldo a los trabajadores y luchó por conciliar a empresario y obreros mediante la intervención del Gobierno. Perón firmó nuevos convenios de trabajo, otorgó vacaciones pagas, el aguinaldo, mejoró las jubilaciones, estableció un salario mínimo y promulgó el estatuto del peón rural. También fortaleció los sindicatos de trabajadores.
Por decreto número 33.302 del 20 de diciembre de 1945 el coronel Perón crea el Instituto Nacional de Remuneraciones, se otorga un aumento salarial y se instituye, por primera vez, el sueldo anual complementario o aguinaldo.
Recordemos que en la etapa iniciada con la revolución del 4 de junio de 1943 y el fin de la "Década Infame" se produjeron importantes cambios en la situación política y social de la Argentina.
Este sector (encabezado por Perón) planteaba la necesidad de un desarrollo industrial independiente y la plena incorporación de los trabajadores en el sistema político.
Perón representaba a la línea de mayor apertura ante los problemas sociales. La nueva Secretaría de Trabajo y Previsión -creada por iniciativa del coronel Perón- produjo cambios fundamentales tendientes a establecer una relación más fuerte con el movimiento obrero.
Para lograr tal objetivo se sancionaron una serie de reformas en la legislación laboral. Las principales medidas fueron:
-El Estatuto del Peón, que estableció un salario mínimo y procuró mejorar las condiciones de alimentación, vivienda y trabajo de los trabajadores rurales.
-El establecimiento del seguro social y la jubilación que benefició a 2 millones de personas.
-La creación de Tribunales de Trabajo, cuyas sentencias, en líneas generales, resultaron favorables a las demandas obreras.
-La fijación de mejoras salariales y el establecimiento del aguinaldo para todos los trabajadores.
-El reconocimiento de la asociaciones profesionales, con lo cual el sindicalismo obtuvo una mejora sustancial de su posición en el plano jurídico.
La obra de promoción efectiva de los derechos de los obreros que llevó adelante le fue ganando el apoyo de dirigentes sindicales pero sobre todo de los trabajadores. Paralelamente, estos últimos se fueron alejando de sus tradicionales defensores -al menos desde el discurso-, es decir de los socialistas y los comunistas.
Los sectores oligárquicos y antipopulares, nucleados en la Unión Democrática ignoraron el progreso social que les produjo a los obreros la legislación social peronista, difamando a su impulsor y al organismo a su cargo que las hizo efectivas y, lo que es más grave, negándole a los trabajadores que apoyaban a Perón su carácter de tales.
Así, la Secretaría de Trabajo y Previsión realizaba una "obra disolvente" pues tenía una "misión disgregadora y política". Por ello "no tiene la clase obrera nada en común con (aquella), donde todo se negocia, y menos aún los trabajadores amantes de la libertad y fieles al auténtico movimiento sindical".
Se trataba de contrarrestar la política concreta de Perón con apelaciones que partían del concepto de que solo en "democracia y libertad" era posible la "justicia social".
Según el sector opositor a Perón, aseguraron que “lo importante en el decreto mencionado es la maniobra nazifascista típica que pretende acabar con los sindicatos obreros y convertirlos en simples instrumentos de la nueva oligarquía que pretende someter al pueblo argentino a sus designios. El aguinaldo es el cebo para engañar, es el anzuelo, pero el propósito es domesticar a la clase trabajadora para luego utilizarla con fines bastardos. En dicho decreto queda probado el plan de castramiento paulatino de los sindicatos obreros. Antes fueron las intervenciones. Es la dádiva, previa la entrega".
Por último, era además, "el coronamiento de una larga e intensa campaña demagógica desarrollada bajo el amparo y con el estímulo de la Secretaría de Trabajo y Previsión".