El gobierno nacional pasa por estas horas por un fuerte dolor de cabeza tras el rechazo del Presupuesto 2022 en la Cámara de Diputados que dejó a Alberto Fernández sin margen para la negociación con el Fondo Monetario Internacional.
Pero desde el gobierno no hay mea culpa, porque buscaron la aprobación express, practicante sin discusión y sin diálogo en tan solo cuatro días. Parecía que lo lograban hasta que Máximo Kirchner quiso mostrar fiereza (y fortaleza) y quedó en evidencia su inexperto andar en la política.
La oposición, por su parte, ya anticipaba un posible rechazo, pero sin grandes convencimientos, y este pretexto le vino como anillo al dedo para agarrarse de este argumento (flojito de papeles, es cierto) para bajarle el pulgar al proyecto y desatar la bronca en el recinto.
A Máximo le faltó cintura política, habilidad para negociar. Y más que ningún otro en el gobierno nacional, el conciliador que evita ir al choque (“tibio” dicen puertas adentro), es Alberto Fernández, eso está claro, quien por estas horas debe estar agarrándose fuerte la cabeza por el capricho del “nene de mamá”.
La ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, ahora diputada -insólitamente por CABA-, sostuvo que “Máximo Kirchner empezó a insultar a toda la oposición demostrando que no quiere el diálogo” y que es “el ADN del oficialismo que es el ‘vamos por todo, no escuchamos y tratamos de imponer sin dialogar’. Era una crónica anunciada desde el día lunes”.
El sábado, AF y Máximo se mostraron juntos en la asunción del Partido Justicialista bonaerense que quedó presidido por este último. Allí, Alberto fue condescendiente, apuntó contra la oposición y no criticó –al menos públicamente- hacia dentro: "Los que me dicen que hay que cerrar con el Fondo no me aprueban el Presupuesto y además me apuran", dijo.
Lo cierto y concreto es que el ministro Martín Guzmán anunció la extensión del Presupuesto 2021, pero esto traerá dificultades en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional que ya de por sí, son complejas.
“Significa rechazar la programación macroeconómica que viene siendo la base de las negociaciones con el FMI para refinanciar la deuda absurda y dañina de 44.000 millones de dólares que tomó el mismo espacio político que ‘volteó’ el Presupuesto. Y claro, afecta las negociaciones”, anticipó el ministro.
En esa misma sintonía y durante este contexto, Alberto Fernández mantuvo un diálogo con la titular del FMI, Kristalina Georgieva: “Ambos reconocimos el problema inesperado del rechazo del Presupuesto, pero nos comprometimos a seguir trabajando plenamente enfocados en materializar un acuerdo que no comprometa la continuidad de la recuperación económica inclusiva”, afirmó el Presidente.
Lo que no dijo Alberto Fernández, es como van a continuar estas negociaciones: ¿podrán significar un nuevo ajuste al pueblo argentino? Desde la Casa Rosada lo niegan rotundamente, como ya lo dijo el jefe de Gabinete, Juan Manzur, pero pareciera que todos los caminos conducen a eso, en el marco de una actualidad económica más que complicada.
Recordemos que la inflación acumulada del 2021 ya superó el 40 por ciento, a falta de conocer los datos de noviembre y diciembre, osea que rozará los 50 puntos porcentuales, lo que genera una fuerte pérdida adquisitiva y hunde a casi la mitad del país en la pobreza.
Con este difícil panorama, comenzará el año 2022 que, por lo económico y social, el pueblo le dio la espalda en las últimas elecciones legislativas al Gobierno “nacional y popular” con el famoso voto-castigo, demostrando que hay mucho disconformismo, incluso dentro del propio peronismo que le soltó la mano al primer mandatario.