El gobierno nacional ya encendió la polémica para esta semana que promete volver a ser agitada en términos de discusión política, en este caso, en relación al Presupuesto 2022, que quieren aprobar a contrarreloj y “por la ventana”.
Es que este mismo lunes, el ministro de Economía, Martín Guzmán, asiste al Congreso de la Nación para disertar en la comisión de Presupuesto y Hacienda, que preside Carlos Heller –y quien continuaría en el cargo, tras ser reelecto-, para dar los lineamientos del proyecto enviado por el Poder Ejecutivo.
Pero la oposición ya puso el grito en el cielo, desde el PRO hasta el radicalismo, se quejaron por el tratamiento express que el oficialismo busca darle al Presupuesto: el lunes, la presentación; el miércoles, el dictamen; y el jueves, al recinto. Todo en tiempo récord.
Primero fue Mario Negri, quien sostuvo que “no empieza bien el oficialismo en el nuevo Congreso. Hace 3 meses que pedimos que asista el ministro Guzmán a explicar el Presupuesto 2022. Nos informan que vendrá el lunes. Pero el problema es que quieren dictaminar el miércoles y aprobarlo el jueves. No somos una escribanía”.
Luego, Cristian Ritondo criticó que "se pasaron toda la campaña prometiendo convocar al diálogo y ahora quieren presentar el presupuesto el lunes y aprobarlo el miércoles. Sigue la improvisación y la saraza".
En esta oportunidad, no hubo divisiones en la oposición, en medio de las fuertísimas internas que vive el radicalismo que se desligó de ciertos sectores de la UCR y del PRO y abrieron un propio interbloque liderado por Martín Lousteau. Un hecho de trascendencia política que festeja hasta Cristina Kirchner, por los votos en el Senado.
Pero regresando al tema principal, el Presupuesto 2022 es una incógnita que quieren meter por la ventana, para colmo, en medio de una situación económica más que compleja, con los próximos vencimientos de la deuda que deben ser cancelados en los próximos meses, la inflación, la inestable situación cambiaria, el ya conocido cepo al dólar, la liquidez de reservas, entre otros temas.
Todo este combo da un panorama de incertidumbre económica de cara al próximo año y todo eso en medio de una situación social compleja, donde casi la mitad del país está prácticamente bajo la línea de la pobreza.
Y quizás esto último tenga que ver con el desplante de la CGT el último viernes en la Plaza de Mayo, en una clara diferencia con ciertos sectores del kirchnerismo, particularmente con La Cámpora, y mostrando las fuertes internas que hay en el peronismo, donde un importante sector ve muy preocupado a la realidad social y sobre todo la actualidad de la clase trabajadora.
Desde ahí crece el descontento que hay adentro del peronismo con Alberto Fernández, que dicho sea de paso no se considera peronista y ya despertó la bronca en muchos sectores, porque incluso fue elegido presidente del PJ sin concebirse justicialista. Ahora, el último viernes, el movimiento obrero organizado lo dejó de “garpe” en la plaza, pasándole factura por el desastre social.
Este será el fin de año que le toca atravesar al Presidente de la Nación aún con dos años por delante, pero sabiendo que quedó totalmente debilitado después de las PASO y los cambios de Gabinete que le impusieron.
Mirado de reojo por Cristina y si bien todavía es muy apresurado vaticinar el futuro, los rumores van en ascenso dentro del propio peronismo: ¿Alberto da un paso al costado de cara a 2023?