Sexo y erotismo
Por el Covid 19

Sexo en tiempos de pandemia: predominaron los juegos íntimos, las redes sociales y los barbijos

El temor al contagio provocó modificaciones en la intimidad como nunca antes.

La pandemia ddel Covid 19 dejó muchos temores en relación al sexo, y en cómo seguir con la vida íntima. El temor a enfermar funcionó como una alarma a la hora de tener sexo, y además, la dificultad de encontrar técnicas apropiadas y favorables para disfrutar del sexo perdido.

En parte de las mujeres, adoptaron el uso de los juguetes íntimos, como una herramienta para salir del aislamiento. Por el lado de los hombres, eligieron el uso de las redes sociales para poder experimentar sensaciones vitales y explorar una sexualidad distinta a la tradicional.

De igual forma, otro tema no menor es cómo los hombres cursaban el miedo a la enfermedad, experimentando diferentes disfunciones sexuales que los atraía a las consultas.

Las disfunciones sexuales se tornaron una amenaza real, con mayores preocupaciones. Algunas consultas por impotencia debido a la pérdida de erección, otras por baja del deseo, desgano y demás.

Un nuevo desafío los llevó a incursionar el terreno de las redes sociales y las nuevas propuestas, una suerte de erotismo particular, el “sexo virtual“, y algunas muñequitas que podían satisfacerlos sin necesidad de contacto físico. Esto funcionó al principio, como alternativa para incentivar un sexo, que en rigor perdió absoluta motivación.

Algunos síntomas como la angustia, temor ante la incertidumbre de incursionar dentro del grupo de los asexuados, hizo que surja la voracidad por “el erotismo en grupo”, también fomentado por las redes sociales e internet.

Los hombres relegados, reemplazados por pequeños vibradores, como una alternativa femenina, y medio para evitar la carencia de sexo, pero mujeres que aún así seguían sintiéndose insatisfechas, en muchas declaraciones de mujeres ocurrió que la ausencia de contacto es una complicación. Así apareció una nueva tendencia para lograr el clima necesario para intensificar el deseo y avivar la sexualidad.

Fue así que los barbijos, se convirtieron en la rareza de los actos sexuales, sin la existencia de los besos, la seducción detrás de la máscara, al principio fue un artilugio novedoso, una experiencia diferente, un método de seguridad y protección, pero que además recreaba la fantasía, una de las armas más poderosas a la hora de tener sexo.

Las personas, sintiéndose más segura detrás del barbijo, iniciaron con el contacto físico y salió del aislamiento confiada que cambiarían las poses sexuales, pero muchas personas quedaron aprensivas y con ansiedades que mueven defensas de evitación, y sin lugar a dudas, los más temerosos quedaron marginados en su propia intimidad, este aislamiento en muchos provocó consecuencias en su salud, tristeza, ansiedades y angustia.

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