
El pastor fundador de la comunidad de Ruanda ha sido rechazado y juzgado por su decisión al grado de decirle que estaba poseído por el demonio, pero él respondió "¿por qué Dios va a detestar su propia creación?".
Cuando el cantante ruandés Albert Nabonibo reveló su homosexualidad, perdió todo de un día para otro: trabajo, amigos, familia. Tras ser rechazado por su parroquia, encontró una inesperada esperanza en una iglesia evangélica de Kigali. Desde hace varios años, la Iglesia de Dios en África de Ruanda (IDAR) anuncia públicamente su apertura a las personas LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, trans), ignorando el conservadurismo que se encuentra alrededor.
Pese a que la homosexualidad no está prohibida en Ruanda, las personas LGBT son a menudo víctimas de discriminación: despedidos de empleos, renegados por sus familiares, privados de atención médica o incluso agredidos. Albert Nabonibo vivió una amarga experiencia cuando declaró en una entrevista de 2019 que era gay.
"Antes me invitaban a cantar en los conciertos cristianos, a cantar en la iglesia. A mucha gente le gustaba mi música, pero cuando hice mi confesión, todo cambió", contó Nabonibo. De repente, desaparecieron las ofertas de trabajo, su iglesia pentecostal le hizo saber que ya no sería bienvenido a menos que se "arrepintiera". "Perdí a todos mis amigos (...) La mayor parte de mi familia ya no me habla", agregó. Fue entonces cuando descubrió la iglesia IDAR y a su pastor, Jean de Dieu Uwiragiye. "Me sorprendió, era diferente de la forma en que yo había sido tratado por otros cristianos, mi familia y mis amigos", destacó.
Defensor de larga data de la causa LGBT+ en Ruanda, Jean de Dieu Uwiragiye decidió abrir la iglesia hace cuatro años. "Yo tenía la convicción de que había que romper las opiniones conservadoras de la iglesia y atraer a los miembros LGBT, porque yo sabía que muchos de ellos sufrían y que las iglesias los rechazan", explicó el religioso, de 45 años.
Esta decisión provocó un sismo en su iglesia, en unas semanas, numerosos fieles dejaron la iglesia, considerando que su decisión constituía una abominación. Para los pastores de otras iglesias, Uwiragiye estaba poseído por el demonio. En poco tiempo, el pastor comenzó a recibir insultos homófobos de fieles y desconocidos. IDAR tiene actualmente dos pastores homosexuales y una comunidad de 200 feligreses que en su mayoría se identifican como heterosexuales.
"Yo he sido maltratado y rechazado por otros pastores ruandeses porque ellos temen lo que yo represento, pero es mi vocación", explicó Seleman Nizeyimana, uno de los pastores homosexuales. "Ellos deformaron la Biblia para dar la impresión de que Dios nos detesta. ¿Pero por qué Dios va a detestar su propia creación?", cuestionó.
Vale destacar que Ruanda es uno de los pocos países africanos signatarios de una declaración conjunta de 2011 de la ONU, que condena la violencia contra personas LGBT, pero los abusos y la estigmatización son recurrentes en el país. Las víctimas raramente presentan quejas a la policía, porque temen ser denigradas y piensan que "es poco probable que le den seguimiento a sus demandas", explicó Aflodis Kagaba, director de HDI.