Horacio Lalia: la vigencia de un grande

Por Ariel Avilez (*), especial para NOVA
Nació a principios de los años 40, colaboró con leyendas como Eugenio Zoppi y Alberto Breccia entre fines de los 50 y principios de los 60, y a mediados de los 70 se terminó de consagrar con su personaje más popular, Nekrodamus, que creó junto con Héctor Germán Oesterheld.
En los 80 y los 90, cuando todavía era cosa de todos los días encontrar en los puestos de diarios las antologías de Ediciones Récord y Editorial Columba, su firma era una de las más buscadas. Cambiamos de siglo, y hoy, a principios de los 20, en el segundo semestre del año 2021 para ser un poco más exactos, tres editoriales cuentan entre las novedades de sus catálogos con libros de Don Horacio Lalia.
Aprovechando la ocasión y la habitual gentileza y paciencia del maestro, nos comunicamos con él para que nos hable un poquito acerca de ellos...
- "Timeland", con guiones de Emilio Balcarce, editado por Gcomics, 52 páginas. Con la intención de detener con una bomba de antimateria a un asteroide que está a punto de chocar con la Tierra, se produce un accidente espaciotemporal que logra, por ejemplo, que el Titanic y el acorazado Bismarck compartan aguas y gambeteen -al menos por un rato- sus trágicos destinos...
- Es la primera historia que hago junto a Balcarce. Porque mirá que nos conocíamos por nuestro trabajo, pero nunca había hecho nada con él hasta que nos conectamos e hicimos esta historia que nos compraron los italianos para publicar en episodios. Y ahora salió acá, en libro. Yo trabajé muy cómodo con él.
- ¿Qué es lo que más le gustó de esa historieta que recorre tantas épocas y que coquetea con tantos géneros?
- Al principio, cuando él me planteó la idea, yo dudé un poco por el tema del futuro, que es donde comienza. Pero después me aclaró que iba a ser una mezcla de tiempos y bueno, adelante. Y cuando me entregó el laburo, realmente me gustó y lo fuimos haciendo. Como nos seguimos conectando, probablemente hagamos algo más alguna vez.
- ¿Qué es lo que tiene distinto Balcarce en comparación con otros de los tantos guionistas con los cuales laburó usted?
- Balcarce en esta historia va mucho al tema de las películas, hay muchas referencias a ellas en su guión, que es muy atractivo. Hay que estar atento e ir siguiéndolo en esas cosas, en esos homenajes; hay que documentarse. Como te decía, trabajé muy cómodo con él y por suerte salió bastante bien el laburo.
- El "Pueblo del Mal", con guiones de Ricardo De Luca, editado por Duma Editores, 158 páginas. Es la historia de un pueblo maldito, brujas, alquimistas, demonios, pactos infernales y un grupo de personajes de oscuro pasado destinados a cruzar fatalmente sus caminos.
- También es la primera vez que dibujo un guión suyo, tal cual. Me entregó una historia que estuvimos charlando y que me gustó mucho; también me presentó otra idea, pero esta me gustó más. Ahora estoy trabajando en otra historieta con él, a partir de unas ideas que le tiré, que tiene que ver con un futuro en un planeta distinto, algunos bichos que aparecen... El "Pueblo del Mal" es más de época y tiene más que ver con lo que yo suelo hacer. Es una linda historia.
- ¿Cuál considera usted que es la máxima virtud de De Luca como guionista?
- Me gusta sobre todo porque tiene buenas ideas, es interesante y es un poquito remozado en varias cosas. Yo, acostumbrado a trabajar con (Ricardo) Ferrari o (Jorge Claudio) Morhain, que son guionistas con mucha trayectoria, más o menos ya les conozco sus manejos; Ricardo De Luca es un tipo de muy buenas ideas, frescas. Tiene a veces algún exceso de diálogos, pero son cosas que charlamos, él es muy receptivo, y se pueden modificar: la sobreabundancia de diálogo se come al dibujo; la idea no es terminar como Columba (risas): tenés un dibujito, cuatro globos, y además el texto explicativo... Eso es un despelote. De esto mismo también hablamos con Morhain, porque en los últimos tiempos él ya no quiere usar horizontales (los textos de apoyo), y me parece bien, pero si la solución es ponerlo todo en los diálogos, estamos ante un problema, ya que se te llena todo de globos y el dibujo desaparece. Con Morhain ya tenemos prácticamente lista la tercera parte de Krantz, y si Dios quiere la va a publicar Pablo Muñoz (de la editorial Deux Studio) antes de fin de año. Y también estamos hablando con él otra cosa que es interesante: la publicación de Nekrodamus desde el principio, con Oesterheld...
- Estaría buenísimo. Ojalá que se cope y publique también lo de Ray Collins haciendo los guiones del personaje...
- Yo tengo toda la etapa de (Walter) Slavich, que es la última, y al principio hablamos de publicar eso, pero luego Pablo me contó su idea de arrancar desde el principio, que estaba hablando con el nieto de Oesterheld, incluso. Así que vamos a ver cómo termina eso... Son un montón de páginas, eso puede llevar por lo menos tres álbumes. Con la misma editorial, antes de fin de año esperemos que salga Maura, que hice con Ray Collins, con quien tenemos pensado hacer una segunda parte. Es acerca de un detective privado que tiene una vida muy especial: empezó como boxeador, tuvo que escapar de Estados Unidos porque tenía que perder una pelea, no lo hizo, y se enemistó con la mafia; luego entró al ejército, y después cayó en Argentina, donde empezó a trabajar de investigador privado. Está ambientada a fines de los años 50.
- Otras Historias de Vampiros, con guiones de Gustavo Schimpp, editado -¡justamente!- por Deux. Saldrá a la venta en breve...
- Ese es un trabajo que en parte logramos venderle a los tanos: es un material que tiene unos tres o cuatro años. En este libro se van a publicar ocho o nueve historias que son adaptaciones que hizo Schimpp de relatos literarios de escritores tocando el tema de los vampiros; son antiguas historias de vampiros de Linton, Loring, Tolstoi, Nisset... Son todas historias unitarias de distintos autores. ¡Y me gustaron todas! Estuvo muy bien el trabajo que hizo Gustavo, muy lindo.
- Su apreciación acerca del trabajo de Schimpp vale un montón, porque usted en varias ocasiones no sólo fue dibujante adaptador, sino también que ofició de guionista adaptando obras de Lovecraft, de Poe...
- Yo no me considero guionista. Mi trabajo a la hora de adaptar historias consistió en ir interpretando lo que leía y en recibir la ayuda de mi esposa, que me dio una gran mano con el tema de los textos... pero zapatero a tus zapatos. Gustavo realmente tiene oficio de guionista y adapta muy bien. En muchos casos a mí me dijeron que evidentemente estaba muy enamorado de lo que escribió Poe o Lovecraft, porque más que historietas parecían relatos ilustrados. Y bueno, puede ser, no lo discuto: yo no soy guionista, hice lo mejor que pude a partir de cuentos que me gustaron. Colihue sacó tres libros, con Doeyo (de Doedytores) salieron dos más, uno de Poe y otro de Lovecraft, y hay material como para hacer otro más de Lovecraft, que espero que lo largue el año que viene porque este año no creo...
- ¿Qué siente usted a esta altura de su tremenda carrera al saberse uno de los dibujantes clásicos de nuestra historieta más publicados actualmente en el país y por distintas editoriales?
- Es algo que me agrada mucho, claro, porque quiere decir que todavía consideran vigente mi trabajo y que hay gente que está interesada en leerlo; o que al menos hay gente interesada en publicarlo, que también es muy importante. Respecto a eso me siento muy satisfecho, y por eso seguiré trabajando mientras dure la cosa. Ahí estaremos, en escena.
(*) Redactor especializado en cómics.
