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Salud transgénero en adolescentes: ¿cómo abordarla?

La autopercepción sucede, no se elige. Comienza en la niñez y se consolida en la adolescencia. ¿Qué debemos saber para acompañar el proceso?

Por la doctora Sandra Magirena (*)

La sexualidad no tiene género, es libre y es un derecho al goce, sabiendo que cada persona la expresa y siente como quiere y le haga feliz. Cada vez más adolescentes se autoperciben fuera del binario: ¿cómo se debe abordar este tema? ¿Qué se debe tener en cuenta al momento de pensar la salud?

El género es un concepto de la sociología y no de la biología. Las características que pauta la sociedad definen lo masculino y lo femenino, y lo que es ser de una forma u otra. Originalmente este concepto es binario -se es hombre o se es mujer-, lo que llevaba a una persona trans a no tener posibilidad de sentirse identificada, pero también a la discriminación y la exclusión de la sociedad y el sistema de salud.

Vivimos en un mundo donde lo binario y heterosexual es lo considerado normal y todo lo que se salga de esa norma se patologiza. Incluso, la palabra transgénero -término global que define a personas cuya identidad de género no se ajusta a aquella asociada con el sexo que se les asignó al nacer- es una denominación reciente que surgió a partir de la visibilización de un colectivo que durante mucho tiempo fue considerado como un trastorno o enfermedad.

En la mayoría de los casos, la autopercepción se comienza a construir a lo largo de la infancia y se consolidará en la adolescencia. Cuando pensamos en la infancia, las niñas o niños no tienen concepto de género, sino que lo irán formando con toda aquella información que reciban desde el afuera, a través de los juegos y las vestimentas. Eso es lo que se impone y denomina como modelo de género.

Actualmente, gracias al trabajo de los movimientos de padres que acompañan niñeces trans, nos muestran que, si escuchamos a los más pequeños y los dejamos elegir, lo transgénero o lo no binario puede ser observado desde muy temprana edad, pudiendo brindar información y soporte a tiempo.

Abordaje

Cuando el niño/a trans llega a la pubertad, la familia y el pediatra podrán percibir el grado de incongruencia con el sexo biológico, y a partir de allí realizar el acompañamiento necesario y establecer los pasos a seguir. Lo más importante es la aceptación y el acompañamiento no invasivo sin intervenciones tempranas.

Es posible frenar el desarrollo puberal uno o dos años de manera medicamentosa y en el acompañamiento decidir en qué momento puede ser oportuno iniciar un tratamiento hormonal cruzado. A veces no es requerido, ya que quizás le adolescente se siente bien solo con el cambio registral y social, su vestimenta y su visión hacia el afuera.

Si fuera necesario iniciar un tratamiento hormonal cruzado, éste puede comenzarse a los 13/14 años de manera gradual con opciones que pueden ser reversibles, con acompañamiento y asesoramiento claro y completo de los cambios y efectos que los tratamientos producirán en su cuerpo (por ej. en la fertilidad). Luego, se esperará a la mayoría de edad para realizar los tratamientos quirúrgicos de reasignación de genitales y mamas.

Nuestro país es pionero en materia de salud transgénero. A partir del año 2012 y con la sanción de la Ley de Identidad de Género (Nº 26.743), ya no es necesario pedir certificaciones ni diagnósticos médicos a las personas que quisieran modificar sus cuerpos y acceder a los tratamientos de manera gratuita por la cobertura médica de salud, tanto pública como de obras sociales y prepagas. Desde ese momento, basta solamente con la manifestación de la persona de querer cambiar el género según se autoperciba.

Lo más importante es acompañar con y desde el amor y aceptación el proceso del adolescente. Está demostrado científicamente que la contención familiar es el factor más destacado para mejorar la calidad de vida, y evitar así situaciones complejas como la depresión o el abuso de sustancias o consumo de alcohol. Por otra parte, la escuela y la sociedad cumplirán un rol fundamental para evitar la discriminación, el bullying y otros tipos de violencia que solo producen el deterioro de la salud integral de las personas.

Todas las personas tienen derecho a manifestar y expresar su identidad y sexualidad como se autopercibe, a sentir su cuerpo con libertad, y disfrutar de una vida plena y saludable. Y el sistema de salud tendrá que salir del modelo médico hegemónico y empezar a deconstruirse para tener otra perspectiva sobre todo en lo que a salud sexual se refiere.

Género, transgénero, género fluido, género no binario, agénero… libres y sin etiquetas.

(*) Médica especialista en Ginecología y Sexología (MN 65.130), miembro de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil (SAGIJ).

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