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Mucho se habla de la circulación viral pero, aunque no lo parezca el Covid también tiene sentimientos, y la yerba mala es a lo que más le teme.
Si, el coronavirus, el mismísimo al que todo el mundo le teme, también toma sus precauciones por si le toca cruzarse con ciertos personajes que hacen tanto o más daño que él.
Aunque a veces se relaja, como todos en este país que cansados de tanta cuarentena por ahí tenemos un desliz y desoímos las recomendaciones sanitarias, el corona también tiene sus días en que no se quiere poner barbijo para andar por la calle. Y, también como el resto de los mortales, cuando nos pegamos el susto porque el peligro pasó cerca, retomamos los cuidados a rajatabla.
Eso mismo le pasó a Covidcito, que andando por las calles de la city porteña se cruzó nada menos que a Cristina Fernández de Kirchner y Hebe de Bonafini. Por suerte, ese día, como buen ciudadano se había puesto el barbijo y al notar la presencia de semejantes exponentes de la corrupción, mantuvo la distancia social y hasta aceleró el paso.
Para la próxima no lo duda: sale con barbijo, alcohol en gel, cintita roja, una ruda y todo lo que tenga a mano para combatir el mal.