
Por Miguel Angel De Renzis, especial para NOVA
El próximo 8 de octubre se cumplen 125 años del natalicio de Juan Domingo Perón. El 1º de julio de 1974 se inmortalizó.
La construcción de su doctrina se transformó en la bandera de la mayoría del pueblo argentino.
Después de bombardear Plaza de Mayo el 16 de junio del 55, el 16 de septiembre de ese año todos los que no tenían votos para ganar elecciones se juntaron detrás de las botas.
Allí estaban, como en la Unión Democrática, radicales, conservadores, comunistas, socialistas, demócratas progresistas, liberales y el partido que se forma en esa época, la Democracia Cristiana.
Simultáneamente con la aparición de este partido se desarrolla un movimiento social cristiano a nivel internacional, fogoneado por la fundación Konrad Adenauer, de Alemania, fundada por Bruno Heck, que si bien había nacido en 1956, la Fundación recién cobra nombre en 1958.
El partido Demócrata Cristiano sufre modificaciones y transformaciones en la Argentina y se divide entre los cristianos revolucionarios que llegan a hacer una alianza con el PI y el Partido Comunista, y otro sector que se mantiene dentro del social cristianismo.
Con el regreso de la democracia en la Argentina, el Justicialismo sufre su primera derrota electoral desde su fundación en 1972.
El origen del partido es por la prohibición del dictador Lanusse del uso de apellidos, de la palabra nacional, o argentino en la denominación de los partidos políticos. El objetivo: proscribir al Partido Peronista. Perón jamás estuvo afiliado al Partido Justicialista.
Para el peronismo, que es un Movimiento y como tal, debe ser revolucionario, el partido es una herramienta electoral.
El peronismo utilizó los nombres de Laborista, Tres Banderas, Partido Blanco, Unión Popular y cualquier otra opción nacional o provincial que le permitiera expresar su voto.
La derrota de Luder y Bittel en el 83 creó una nueva figura dentro del Movimiento, la aparición de la llamada Renovación Peronista.
Cierto día una larga fila de ómnibus a lo largo de Libertador llegaban desde la Facultad de Derecho estacionados, hasta el mismísimo Luna Park. El estadio estaba completo. Los oradores finales fueron Carlos Saúl Menem y Carlos Alfredo Grosso. Había nacido Convocatoria Peronista.
Lo que muy pocos sabían era que el financista de esta gran movida había sido Franco Macri, el que tenía como gerente de su empresa al licenciado en Letras Carlos Grosso.
Otro hombre vinculado a Franco Macri era Octavio Bordón y el tercero, el “gallego” De la Sota.
Mientras tanto, un sector de la Democracia Cristiana se acercaba a Antonio Cafiero y le ofrecía el apoyo de la Fundación Konrad Adenauer.
Cafiero había creado el MUSO, que era el Movimiento de Unidad, Solidaridad y Organización. Grosso, un chaqueño nacido en el año 1943 en Pampa del Infierno, había comenzado su militancia en 1967 en JAEN Juventud Argentina para la Emancipación Nacional.
Tres años después, en 1970, Jorge Raventos lo hace expulsar de la organización por ser más social cristiano que peronista.
Como gerente de Socma contó con el importante respaldo económico de Franco Macri y sus lazos social cristianos lo vincularon a Cafiero.
En el 85 Grosso manejaba varias agrupaciones de la Capital, a las que él llamaba “el sistema”.
La Ortodoxia Peronista no tenía candidatos presentables, y la Renovación avanzaba.
Hasta que llegó el momento de una interna con cuatro candidatos de la Renovación.
Una formula Cafiero – De la Sota, y otra Menem – Duhalde.
La Ortodoxia se colocó detrás de Menem – Duhalde a sabiendas que los dos venían de la Renovación.
El sábado 9 de Julio de 1988 1.544.949 peronistas votamos en la interna. y por primera vez en la historia se transmitió por radio esta elección.
Fuimos responsables de esta transmisión por LR2 Radio Argentina, entonces en el 1110 del dial, en cubrir para todo el país el triunfo de Menem – Duhalde, con el 53.94% de los votos que sumaron 833.353, contra 711.556 de Cafiero – De la Sota que sacaron el 43.06% Nunca más, desde entonces, el peronismo eligió libremente sus autoridades.
Como era de esperar, después de la interna, todos los renovadores se pasaron en masa a los ganadores.
Entre ellos, Grosso, Manzano, Corach, Guido Di Tella, Toma, por nombrar a los más conocidos.
Un hecho poco destacado es cómo jugaron los intereses para el armado de la fórmula de Cafiero – De la Sota.
Se fija el día y la hora de una reunión en un hotel céntrico de los máximos dirigentes que se referenciaban con Antonio. Se dejan dos sillas vacías, una para Cafiero y otra para el Tati Vernet, referente de Santa Fe, ambos contaban con el apoyo de Lorenzo Miguel y las 62 Organizaciones.
Comenzó la reunión y de las dos sillas, una estaba vacía. Tomó la palabra Cafiero y explicó que para él, el mejor compañero de fórmula era José Manuel De la Sota. Lorenzo Miguel se levantó, lo miró fijo a Cafiero y se fue.
Pocos minutos después se levantaron todos los dirigentes sindicales y ese día se empezaba a sellar la suerte del futuro argentino.
Tiempo después, en el Auditorio Eva Perón de la UTA, el gremialismo en pleno apoyaba a Menem – Duhalde.
Grosso fue intendente de la Ciudad de Buenos Aires desde 1989 hasta 1992, donde debió renunciar por varios escándalos, el principal de ellos uno relacionado a Manliba, empresa recolectora de residuos de la Ciudad, de la familia Macri.
De la Sota, por su parte, hacía alianza en Córdoba con el “Gringo” Schiaretti, otrora frontalmente enfrentados cuando Schiaretti estaba políticamente en la Tendencia Revolucionaria, y De la Sota en la Ortodoxia.
Pero algo los unió: su relación con Macri. Schiaretti se exilió en el 76 mientras De la Sota iba preso, y en su exilio en Brasil Franco Macri le dio trabajo en sus empresas en aquel país.
El otro integrante de los llamados “los jóvenes turcos”, Manzano, fue ministro del Interior de Menem, después se radicó en Estados Unidos donde tomó contacto con los “gusanos” cubanos de Mas Canosa, y hoy maneja la Corporación América y pozos petroleros. Grosso fue asesor en las sombras de Mauricio Macri.
En el interinato de Adolfo Rodríguez Saa el puntano lo había nombrado asesor del gabinete presidencial, y hubo cacerolazos contra ese nombramiento.
Atrás vendría el acuerdo de Duhalde y Alfonsín. El social cristianismo sería reemplazado por la social democracia. Entretelones del poder oculto detrás de la identidad peronista.
Solo basta decir que la Fundación Mediterránea compró por un millón de dólares la candidatura de Domingo Cavallo como diputado nacional, y Schiaretti era asesor de Cavallo.
Durante el Proceso Militar Cavallo había nacionalizado la deuda privada de las empresas, entre ellas fue favorecida la de la familia Macri.
Mientras tanto, De la Sota, antes de juntarse con Schiaretti, intentó tres veces llegar a la gobernación. En el 87, acompañado por Enrique Gastaldi, empresario, en el 91 lo acompañó otro empresario Carlos Briganti, y en el 98 German Kammerath de la Ucede. Como se ve, el peronismo siempre prestó los votos y aparecieron los demás.
Carlos Grosso estuvo preso en el 2002 por decisión del juez Eliseo Otero junto con el radical Enrique Mathov, por los contrato del Golf y el Velodromo.
Cuando Cavallo se presentó junto a Beliz a la jefatura de gobierno de la Ciudad, el actual presidente Alberto Fernández, fue electo legislador de la Ciudad de Buenos Aires.
En declaraciones a la Editorial Perfil Alberto se declaró social demócrata, y a su vez, peronista, lo que es una contradicción. Los votantes del Frente de Todos, mayoritariamente peronistas, esperan funcionarios con identidad peronista.
La seguimos el lunes a las 6, por AM 650 Radio Belgrano.