En muchas especies animales y no solamente en los humanos, se ha probado que la restricción de calorías aumenta la longevidad y con ello se reducen los factores de riesgo para padecer cualquier tipo de enfermedades crónicas.
El ensayo clínico “The Calerie 2” publicado en la revista JAMA Internal Medicine en el 2016, realizado en 2018 a hombres y mujeres evidenció que la restricción calórica del 25% comparada con el grupo control quienes prácticamente comieron a libre demanda todo lo que quisieron, mostró que aparte de tener una pérdida de peso efectiva del 15% durante el primer año y el 12% para el segundo año en que fueron estudiados, disminuyendo 8.5 kg y 7.5 kg respectivamente, mostraron cambios positivos en el estado de ánimo, la salud en general, la calidad en el sueño y aspectos positivos en cuanto a la función sexual con incrementos en los niveles de hormonas reproductivas como la SHBG.
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— La Vanguardia (@LaVanguardia) September 9, 2020
Las mujeres mostraron resultados increíbles, ya que el cuestionario aplicado para evidenciar la función sexual evidenció que ellas mostraron mejorías en cuanto a la excitación, la lubricación y un aumento significativo en cuanto a la capacidad para lograr un orgasmo, especialmente cuando se logró el punto máximo de la fase de cetosis.
El estudio concluyó que la disfunción sexual se relaciona con los parámetros de una vida saludable: la insatisfacción en la imagen corporal, los síntomas de depresión así como menores niveles de satisfacción en cuanto a las relaciones amorosas, son señales de que algo no anda bien y que es necesario prestar atención a la alimentación, al ejercicio y las horas de sueño.