
La creación de las crujientes y deliciosas papas fritas se le debe a Bélgica y a Francia. A fines del siglo XVIII sobre el Pont Neuf de París se instalaban los vendedores de la iniciativa que le daría la vuelta al mundo, a la vista de sus clientes las preparaban dentro de braseros y sartenes y los belgas la cocinan en dos etapas: en aceite y con grasa.
Durante siglos es la base de la comida rápida y un excelente acompañante de distintas cortes de carne y preparaciones a nivel mundial. También se combina con distintas salsas pero la versión que hoy en día más se destaca es la bandeja de papa fritas con cheddar, panceta y verdeo.
Así de feliz soy cuando como papas fritas https://t.co/NKLVMm1ugI
— Valentina (@ValGuillen14) August 15, 2020
Para lograr la cocción, la textura y apariencia que un autentica papa frita debe tener es importante seguir estos pasos:
1) Pela las papas y cortalas. Dales una enjuagada con agua tibia para eliminar la “babita” que tienen por el almidón o puedes hervir agua y sumergirlas por 5 minutos.
2) Secalas con un repasador, o ponlas en una ollita o sartén a fuego bajo y remueve hasta que estén secas.
3) En esa misma ollita o sartén, cubrelas de aceite frío (el que quieras usar, si es oliva mucho mejor), dales una removida para que no se peguen al fondo y ahí ponle el fuego bien fuerte. Si, aceite frío. Hace mucho que los cocineros científicos demostraron que es un mito que si el aceite está frío la papa sale aceitosa y poco crocante.
4) Mientras se cocinan, remueve 1 o 2 veces para asegurarte que no se peguen al fondo. Espera a que las papas tomen un color bien dorado y listo. Un poco de sal y a comer.