Cuando te alejas de una persona o una situación específica y eso te genera angustia, entra la duda... ¿estoy en lo correcto? ¿Me habré equivocado? ¿Soy yo? ¿O el problema es el resto?
Y si, a veces uno se equivoca, a veces la mente y los pensamientos generan una red de historias que uno mismo se genera en su cabeza. Pero nunca, nunca, al menos en mi opinión, uno está equivocado en alejarse si no se siente bien en un lugar.
Creo que uno debe estar en lugares que sienta su hogar, con personas que tenga todo en común, en lugares donde haya empatía, amistad, lealtad, amor, risas, abrazos y entendimiento, lugares que te alegren el corazón, o simplemente te dan tranquilidad y te acogen, sitios donde puedas manifestarte tal y como sos, donde puedas hablar y ser libremente todas tus versiones, donde te conozcan y te acepten, donde te remarquen tus errores, desde el bien, para que mejores, porque te quieren ver mejorar.
Por eso creo, que alejarse no es un delito, alejarse sin dar explicaciones, tampoco, no le debes explicaciones a nadie, cuando de ese alejamiento depende tu salud mental y emocional.
Alejarse te hace sanar, te ayuda a crecer, y si algún día vuelves acercarte, lo harás de otra forma, y tampoco vas a saber si esas personas o esos sitios van a recibirte. Eso siempre será una incógnita.
Pero es mejor alejarse, y no saber qué pasará más adelante. Y no quedarse, y verse caer en pedazos, por estar en lugares, o con personas, que apagan tu alma. Pensar en uno, no es egoísmo, es amor.
(Colabora con Diario íntimo de Emma: Agustina Casalongue)
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