Cómics e Historietas
Historia viva

Laura Gulino, dibujante de historietas románticas y de aventuras

Laura Gulino y ‘Teenagers’, su obra más popular, que salía en ‘Intervalo’.

Por Ariel Avilez (*), especial para NOVA

Desde Martha Barnes, no hubo en Editorial Columba una mujer que publicara tanto y con tanta calidad y constancia en sus páginas: Laura Gulino llegó en la última década del siglo pasado para quebrar la racha e imponerse con la frescura y elegancia de su trazo.

Actualmente vive en la costa atlántica bonaerense, pero sin romper la cuarentena hicimos cybercontacto con ella para hablar un ratito acerca de su pasado, su presente y su futuro Con suma paciencia y dulzura en el trato, la dibujante de “Teenagers” y más recientemente de “Dago” (¡la primera mujer en dibujarlo, señores!), nos contó quién es hoy y cómo llegó a serlo. Y la charla arrancó así...

- Esta primera pregunta, en realidad, nos la exige Wikipedia. Jamás se la haríamos motu proprio a una dama, pero ¿considera importante decirnos cuándo y dónde nació?

- Nací el 5 de junio de 1964, en Buenos Aires. Vivo en Necochea, pero soy bien porteña.

- ¿Qué la llevó a interesarse por la historieta?

- Toda la vida me gustó dibujar historietas. En casa se leían mucho y desde muy chiquita, lo único que quería era dibujar.

- ¿Qué estudios formales tuvo en la materia?

- Por un lado, estudié con Alberto Salinas, en la escuela de Garaycochea. Fueron años inolvidables. Una experiencia única. Por otro, tuve un gran maestro particular: Antonio Presa. Él me abrió las puertas de este mundo y me enseñó muchísimo. Cuando entré a trabajar en Columba, Presa me prometió que todos los días dedicaría una hora de su tiempo para seguir mi trabajo y enseñarme todo lo que necesitaba saber. Y así lo hizo.

- ¿Cómo se abrió paso en el camino del dibujo profesional?

- Luego de estudiar tres años con Alberto, me armé de valor y me fui con mi carpeta de trabajos a Columba. Allí me recibió Presa. Yo temblaba. Comenzó a mirar mis dibujos, delante de María del Carmen (Lois) y Ana María (Lameiro). Los pasaba lentamente y decía: «Esto no vende, esto no vende…». Yo cada vez me hacía más chiquita, hasta que cerró la carpeta y pensé, ¡bueno, ya fue! En eso, se puso a revolver un armario. Sacó una revista “Intervalo” vieja y me dijo: «Elija dos páginas que le gusten y dibújelas a su modo». Y cuando me iba, remató: «¡Y no deje de volver!». Al poco tiempo volví y ahí arrancó todo. ¡No lo podía creer!

- ¿Qué recuerda de sus primeras publicaciones pagas?

- Primero me dieron unos trabajos a lápiz, como ayudante de Emiliano Parmiggiani. Luego Presa quiso que trabajara dentro de la editorial. Quería que aprendiera todo el movimiento de Columba, además de seguir dibujando. Fue así que me dio el lápiz de algunos capítulos de “Ella la mujer”, con Alfredo Falugi, además de tener que ir todos los días a la editorial. En ese tiempo, no hubo un solo día en el que no me llamara una hora a su oficina, para supervisar mis dibujos y enseñarme muchísimo sobre este mundo, en el cual él, era un experto. Mi gratitud hacia Presa es infinita.

- ¿Sintió en algún momento que ser mujer le dificultaba el laburo de poder integrarse al mundo comiquero?

- La verdad es que no. No tuve inconvenientes para abrirme paso como dibujante, ni en Columba ni en Aurea (antiguamente Eura).

- ¿Cómo fue publicar en Editorial Columba? ¿Qué puede contarnos de aquellos años y la dinámica de trabajo en la casa de la palomita?

- Bueno, primero para mí fue muy emocionante poder conocer y trabajar con autores de los que antes había sido lectora. Tratar a diario con ellos, conversar y, luego, tener proyectos laborales; para mí fue un tiempo increíble. Conocer a Robin Wood, Lito Fernández, Lucho Olivera, Martha Barnes, Armando Fernández, Ricardo Ferrari, Carlos Vogt, Ricardo Villagrán... ¡y la lista sigue y sigue! Con respecto a la dinámica de trabajo, bueno, ellos me daban un guión que ya venía aprobado -era (Jorge) Vasallo el que aprobaba los guiones-, y yo lo dibujaba. Se pagaba a trabajo terminado, después de la entrega, obvio; nunca por adelantado. Tenías una fecha de entrega y tenías que cumplir con ella; una trabajaba bastante libre pero tenías que cumplir con esa fecha. Cuando trabajé con Armando Fernández, él me llamaba cada tanto a ver cómo iba con el dibujo, pero era más a nivel compañerismo para saber si necesitaba algún dato, si necesitaba alguna cosa.

- Justamente, la mayoría la recordamos por su laburo en la serie “Teenagers”, con Armando Fernández ¿nos habla acerca de ella?

- En esos días maravillosos fue cuando pude conocer a mi querido Armando Fernández. Presa había decidido que era el momento de “largarme sola”, o sea, dibujar mis historietas a lápiz y tinta. Recuerdo haber dibujado algún unitario, cuando Armando Fernández me propuso hacer la serie “Teenagers”. Me encantó y me emocionó la idea. Ese fue un nuevo comienzo.

- Recientemente pudimos leer en la revista “Historieta Revólver” muy lindas unitarias de época que hizo con Ricardo Ferrari. Entre esto y su etapa columbera, sus lectores tenemos un bache que estaría bueno que nos ayude a rellenar...

- En las épocas de Columba también tuve la suerte de hacer trabajos con Ricardo Ferrari. Cuando Columba cerró, con Ricardo seguimos trabajando más de veinte años para Eura Editoriale (actual Aurea), de Italia. Hicimos unitarios, miniseries y series.

- También hemos tenido noticias acerca de varios libros de “Dago” que dibujó sobre guiones de Néstor Barron para Italia ¿Desde cuándo lo hace y qué significó para usted encargarse del personaje emblemático de su maestro Alberto Salinas?

- En 2017 recibí la propuesta de Enzo Marino (de editorial Aurea de Italia) de hacer tres libros de “Dago”, con guiones de Néstor Barron. Fue muy emocionante, pues yo me había hecho dibujante de historietas con Alberto Salinas y su maravilloso “Dago”. Sentí que de esa manera le rendía un humilde homenaje a mi querido maestro .Fue una experiencia muy especial, placentera, a la que le dediqué muchas horas y mucho esfuerzo. Estoy agradecida de poder haberlo hecho.

- Armando Fernández, Ricardo Ferrari, Néstor Barron… ¿Cómo es trabajar con cada uno de ellos? ¿Hay o hubo charlas previas a la concreción de las historietas que hicieron juntos o cada quien a lo suyo? ¿De qué modo cree que potencian su labor gráfica?

- Cada uno, con su personalidad distinta. Armando Fernández venía todas las mañanas a Columba y conversaba, traía proyectos, proponía cosas. Cuando nació la idea de hacer “Teenagers”, me consultó y me dio mucha libertad con los personajes Era una persona muy cálida. Con él, creo que saqué el lado más romántico de mis historietas. Me ayudó mucho en mis comienzos, me alentó. Le debo una enormidad y realmente extraño que ya no esté. Ricardo me sacó el lado más aventurero. También conversamos antes de realizar un proyecto. Disfruto mucho las historias que él escribe. Me dan adrenalina.
Con Néstor hice los tres libros de “Dago”. No trabajé tanto con él como con Armando y Ricardo, pero disfruté mucho esas tres historias.

- ¿Qué proyectos comiqueros tiene en carpeta o le gustaría llevar a cabo en algún momento?

- ¿Proyectos? Unos cuantos están esperando a realizarse… Por ahora no te los cuento por cábala. Después de casi treinta años de dibujar historietas, tengo una tecnicatura en cerámica artística y artesanal, así que estoy también haciendo trabajos como ceramista; dediqué la mayor parte del tiempo de mi vida a dibujar historietas... Pero este este nuevo camino también me está haciendo muy bien; es muy muy grato, es diferente y me interesa mucho la cerámica indígena sobre la que, por otra parte, me encantaría dibujar: ahí tenés un proyecto, o al menos una idea.

- ¿Le gusta leer historietas? Y en tal caso, ¿cuál nos recomienda?

- Siempre fui muy lectora de historietas. Pero hoy, más que nunca, “El Eternauta”, sin dudas.

(*) Redactor especializado en cómics.

Tapa y primera página de uno de los tres “Dago” que Laura dibujó para Aurea.
Tapa y primera página de uno de los tres “Dago” que Laura dibujó para Aurea.
Páginas inéditas en Argentina del ‘Dago’ de Gulino.
Páginas inéditas en Argentina del ‘Dago’ de Gulino.
‘Teenagers’, primera obra importante de Laura, con guiones de Armando Fernández, que firmaba como Virginia Lang.
‘Teenagers’, primera obra importante de Laura, con guiones de Armando Fernández, que firmaba como Virginia Lang.
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