
La ansiedad es el trastorno psiquiátrico más común en el mundo. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, más de 260 millones de personas padecen trastornos de ansiedad a nivel mundial.
Pero, ¿en qué consiste exactamente? La ansiedad es básicamente un mecanismo defensivo. Es un sistema de alerta que interviene ante situaciones de riesgo y amenaza. Sin embargo, en algunos casos, este mecanismo produce resultados adversos en la salud como, por ejemplo, el hecho de comer por ansiedad.
¿Qué significa comer por ansiedad? Cuando nuestros hábitos alimenticios están relacionados con nuestro estado de ánimo, podemos hablar de alimentación emocional. En un estado de ánimo ansioso la persona no come porque realmente sienta hambre, sino que lo hace para saciar sus necesidades emocionales.
Es muy probable que durante estas situaciones acabemos por consumir alimentos poco saludables pero que nos hacen sentir bien. No obstante, podemos caer en un círculo vicioso perjudicial tanto para nuestra salud física como mental. En ese sentido, es fundamental buscar recursos para evitar nuestras necesidades de comer.
¿Entonces qué hacer?
- Busca otro tipo de recompensas para manejar las emociones desagradables. Por ejemplo, leer, bailar, expresar tus emociones con alguien más, recurrir a un psicólogo (a).
- Combina todos los grupos de alimentos en las comidas principales para tener mayor saciedad. Por ejemplo, la proteína (carnes, pollo, pescado, queso, tofu, huevos o legumbres) ayuda a tener más saciedad. También puedes complementar la alimentación con suplementación.
Un estudio encontró que las personas que seguían dietas para bajar de peso combinadas con suplementos multivitamínicos sentían menos hambre y perdían más peso que aquellos individuos que hacían dieta sin tomar ningún suplemento. Además, los multivitamínicos reducen la sensación de fatiga, minimiza el estrés y la ansiedad y promueve unos hábitos de sueño saludables.
- Realiza ejercicios de relajación. Las técnicas de relajación ayudan a disminuir la tensión y calmar nuestro estado de ánimo. Como consecuencia, podemos reducir nuestros niveles de ansiedad. Una técnica de respiración muy conocida es inhalar por la nariz durante 6 segundos, retener el aire durante 4 segundos y exhalar por la boca durante 6 a 8 segundos. Esta práctica se puede repetir de 8 a 10 veces.
- Realiza ejercicio físico. Esta actividad es uno de los mejores antídotos contra la ansiedad, el estrés, la depresión y diversos estados emocionales, que en muchas ocasiones, generan hambre emocional. Asimismo, en el transcurso del esfuerzo físico liberamos algunos procesos bioquímicos y la liberación de endorfina, dopamina y la serotonina, las más conocidas hormonas de la felicidad.
- Dormir lo suficiente. No dormir el tiempo necesario también tiene un efecto directo sobre nuestro organismo, aumentando los niveles de hambre, lo que no beneficiará en ninguno de las recomendaciones mencionadas.